Solución a la delincuencia

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

Vinimos gritando que la delincuencia en este país difícilmente va a bajar sus índices de perversión mientras haya penas muy blandas y generosas; la policía se trata de curar en sano diciendo: que el índice delincuencial tiene una tendencia a la baja porque en algunos casos se está reduciendo en 18%; ¡qué esperanza!

Mientras haya asambleístas, insensibles ante el dolor del pueblo, que cierran sus negocios por culpa de extorsionadores, taxistas que prefieren quedarse en casa por miedo a los secuestros, etc. Y estos no se dediquen a endurecer las penas de forma ejemplar, no habrá reducción delincuencial significativa.

Por otra parte, jueces corruptos que se dedican a negociar sentencias y no aplican, aunque sea las blandas sanciones que hoy contempla el COIP. La policía da a conocer casos en los que hay delincuentes que en menos de seis meses han salido de prisión al menos tres veces y, sin embargo, nuevamente han sido sorprendidos en delito de secuestro, etc.

 El pueblo cree que se debe sacar a patadas a los asambleístas para dar paso a que el Presidente nombre a un grupo de notables profesionales, a efecto de reformar algunas sanciones de la ley penal, al menos en los siguientes diez delitos que estamos enfrentando hoy.

Los siguientes serían los delitos que deberían ser revisados con urgencia y endurecidas las penas en este país: asesinatos, extorsiones, secuestros, violaciones, coyoterismo. Estas penas deben ser duplicadas, sumando los agravantes en cada caso; sin ninguna medida sustitutiva; igualmente el tráfico de drogas. Además, el que roba al Estado, se le debería triplicar la pena y que no salga antes de la cárcel hasta que pague todo lo robado, sin sustitutivas y que cancelen todos los costos de alimentación, por parte de sus familiares.

Sabiendo que los asambleístas no están interesados en ayudar al pueblo, sino en volverlos a engañar, el pueblo no puede asimilar que, habiendo más de sesenta mil policías y cuarenta mil militares en las calles del país, nos quieran   conformar con estos resultados inaceptables. ¡Por Dios! Esto no es posible. 

Hasta que el pueblo saque a patadas a los asambleístas indolentes, que Dios nos ampare.

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