Franz Tufiño M.
«Responsabilidad” proviene del latín «responsum» y significa la capacidad de una persona para responder, tomando pleno control de sus acciones, decisiones y obligaciones.
La responsabilidad hacia uno mismo exige atender nuestras necesidades espirituales, mentales, emocionales, energéticas y físicas.
La responsabilidad hacia nuestro entorno implica dejar el planeta en un estado igual o mejor para las generaciones venideras. Piensa en tu descendencia, porque las decisiones que tomamos sobre reciclaje, gestión de residuos, reforestación, la protección de nuestros ríos y mares son un acto de responsabilidad que atañe a todos nosotros.
La responsabilidad hacia los demás comienza en el seno de la familia, donde cada miembro juega un rol crucial. Además, debemos ser buenos ciudadanos, respetando las normas que fomentan una convivencia sana en la comunidad y representando dignamente a los grupos a los que pertenecemos, así como a la nación que nos vio nacer.
La responsabilidad hacia nuestro momento histórico implica no solo tener conciencia de la huella que dejamos a nuestro paso, sino también del ejemplo que brindamos y del legado que construimos para las generaciones futuras. Un ejemplo notorio de esta influencia histórica es el Acta de Brasilia, firmada hace 25 años, que puso fin a años de conflicto entre Ecuador y Perú, liberando recursos valiosos para ambas naciones.
A escasas semanas de la toma de posesión de nuevas autoridades en Ecuador, es el momento oportuno para recordar el valor de la responsabilidad y para instar a todos los habitantes de nuestro país a actuar con integridad, tomando decisiones sabias y cumpliendo con las obligaciones que recaen sobre cada uno de nosotros.
¿Estás listo para ser parte de esta transformación?
Nueva Acrópolis Santo Domingo