Orlando Amores Terán
Lo dijimos el 9 de agosto, a las 13:08: La estructura del narco-Estado generador de inseguridad, fraude electoral, corrupción, sigue intacta.
Nada hizo el inepto mandatario. Tampoco proponen desarmarla, ninguno de los candidatos. La irresponsabilidad es de toda el hampa política, a la que solo le interesa el electorerismo, para hacer negocios con los bienes de la Nación; carecen de propósitos patrióticos.
Al narcoterrorismo, por su parte, le interesa que vuelva a ganar la «derecha»: dos años de mandato ejercido por un «banquero» incompetente, complacido de trabajar con la misma estructura del narco-Estado vigente; lo que falta para la conclusión de éste mandato, debe ser ejercido por otro «empresario», que como el resto de candidatos, no desee desarmar el narco-Estado plurinacional oclocleptocrático; por tanto, continúe un ejercicio errático, garantista de impunidad.
De ése modo el narcoterrorismo asegura el avance hacia la cubanización del país, y un «doble fracaso» de la «derecha» en el poder, lo cual les posibilita un retorno triunfal el 2025.
Además, su tesorero, desde la presidencia, les deja 10.000 MUSD en el fondo de reserva, que les permitirá volver a despilfarrar en obra pública engaña bobos, mal hecha y con sobreprecio. Debemos entender que al comunista, y ahora al narcoterrorista, autodenominado socialista del s.XXI, no le importa sacrificar a sus propios compañeros, con tal de lograr sus protervos propósitos; por eso el comunismo eliminó, el siglo pasado, a más de 120 millones de personas. La toma del poder en un sistema que altera la voluntad popular, proscribe una elección libre, democrática. En consecuencia, en esta próxima elección, quien asuma el poder, lo hará de modo ilegal, porque «ganará» por medio de alteración de votos, basado en un acuerdo con el narcoterrorismo y la exclusión de la voluntad popular, ya sucedió en el 2006, 2017, 2021.