La desigualdad mata

Valeria Mesías Rodríguez 

Valeria Mesías Rodríguez

En América Latina, la desigualdad es un grave problema social. Según un reciente estudio del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, en esta región, el 10% más rico de la población acapara el 55% de los ingresos y el 77% de la riqueza; mientras que el 50% más pobre se queda con el 10% de los ingresos y con el 1% de la riqueza.

La desigualdad es transmitida de generación en generación a través, del acaparamiento de oportunidades (educativas, laborales y principalmente por la vía de la herencia); es decir, por la acumulación del ingreso y de la renta

En los últimos años, a excepción del periodo de la pandemia, hubo una mejora sustancial en los niveles de acceso a la educación; no obstante, alcanzar mayores niveles educativos no necesariamente implicó alcanzar mejores oportunidades laborales o mayores salarios. ¿Entonces qué pasa con el mercado laboral en Ecuador?, ¿La educación todavía permite ascender socialmente? 

Todo lo contrario, la educación ya no tiene el rol movilizador que antaño. Puedes tener un título de tercer o incluso de cuarto nivel, pero eso no es garantía de poder encontrar un trabajo. De hecho, las personas que tienen una mayor cualificación profesional, son las menos contratadas, por el mayor costo que esto supone para las empresas. 

Aparentemente vivimos en la Sociedad del Conocimiento, pero ¿qué futuro tiene América Latina en ese sentido, si no producimos casi nada en materia de conocimiento; si el mayor uso que hacemos de las tecnologías y de la posibilidad de acceder a información es para entretenimiento? 

Para Goran Therborn la desigualdad es un campo de exterminio en donde sucumben millones de personas. No es solo una cuestión de ingreso y riqueza, es un ordenamiento sociocultural que violenta la dignidad humana. La desigualdad mata, pero nos sigue pareciendo lo más normal. 

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