Juventud

Henry Basurto Jimbo

Henry Basurto Jimbo

Ejercer puestos de poder demanda que quien los elija haga una exhaustiva búsqueda de los mejores hombres y mujeres para ocupar estos cargos; no obstante, deben ser dinámicos, inteligentes y con el ánimo de apoderarse del mundo. Esas ganas y ese ímpetu se encuentran mayormente en los jóvenes de nuestra patria. Por ello, la esperanza de mejores días se ha depositado en las futuras generaciones, a quienes les ha llegado el momento de obrar.

Rubén Darío, en su oda a la juventud, dijo: “Juventud divino tesoro”, haciendo una precisa declaración, la cual es verdad: la juventud es un tesoro. En ella se encuentran los primeros pasos de riesgo, las decisiones de los caminos a tomar y aún la creatividad para afrontar los tiempos de crisis. La experiencia es el resultado de las equivocaciones; por ello, cuantos más fracasos hemos cosechado, seguro, hay un aprendizaje obtenido y un carácter que se va forjando.

La historia nos ha demostrado que grandes hombres y mujeres lograron liderazgos eficaces porque, desde jóvenes, estuvieron recorriendo su camino con valentía, obteniendo las experiencias necesarias. ¿Cómo puede tener la experiencia si nunca se le ha dado la oportunidad para equivocarse? Por ello, es en este momento que los jóvenes estamos en la brecha útil para determinar si estamos dispuestos a asumir el reto o, de plano, desperdiciar el tesoro que tenemos.

La dinámica de nuestros tiempos exige la innovación que nace de nuestras mentes, la pasión en la búsqueda de las metas, la humildad para seguir aprendiendo y, por último, pero no menos importante, el deseo de superarse uno mismo. Hemos de sepultar el duelo nacional de lo que ya perdimos, para, de ahora en adelante, querida juventud, tomar acción real de aquellas demandas urgentes de nuestra patria. Usando eficazmente la energía que poseemos para así engrandecer este maravilloso país, cuna de mentes soñadoras.

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