Hambre

Javier Corella Sánchez

La necesidad es parte de nuestra vida, sentirla hace que añoremos los días de bonanza y saca a la luz nuestro lado creativo con el afán de salir de esa realidad. El hambre es eso, un impulso del ser vivo que exige ser satisfecho por medio de una acción emergente y real.
Justamente de esa acción o conjunto de acciones quiero hablar hoy, de la acción que trae consigo alimento, saciedad, que puede como ciudadanos aliviarnos y hacernos sentir satisfechos. Las necesidades del ser humano son cada vez mayores y las alternativas de saciedad de ellas son más complejas día a día desde cualquier arista.

Somos humanos, requerimos acciones, requerimos se sacie el vacío social que nuestro entorno tiene, es necesaria la decisión en pos de robustecer nuestro tejido social, de fortalecer nuestra identidad, de revitalizar el trabajo comunitario, no es justo sentir un ambiente de languidez social en el cual cada ciudadano opera desde la individualidad dejando de lado la contribución comunitaria. Urgen acciones de gobierno que fortalezcan dicho tejido en nuestra ciudad.

Políticamente se siente el raquitismo, la anunciada muerte de una democracia que mira con nostalgia el sentirse alimentada por el poder ciudadano, políticos que operan en base a sus intereses, otros que no tienen idea de cómo hacer gestión pública y otros que obedecen a su hambre personal quitando el alimento a la democracia y condenándola a la mendicidad.

No podemos sentir hambre cuando el poder está en nuestras manos, no debemos mirar con nostalgia los días buenos cuando podrían ser mejores. Tenemos hambre y sed de justicia, queremos lo que por derecho nos pertenece, con las fuerzas que quedan podemos luchar por llenar nuestra mesa y satisfacernos a plenitud, pero hay que decidir ya, día a día el hambre crece.

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