La estafa ecológica: ¿Ecología sostenible o ataque a la soberanía alimentaria?

Sara Salazar

La farsa ecológica de la Agenda 2030 se alza como un gigante que amenaza la soberanía alimentaria de nuestras naciones. Bajo el pretexto de la ecología sostenible, esta agenda global pretende imponer un modelo uniforme de producción agrícola que pone en peligro nuestra autonomía y nuestra capacidad de alimentar a nuestra propia gente.

¡Es hora de despertar del letargo ecológico y enfrentar esta estafa con determinación!

La soberanía alimentaria es un derecho inalienable de los pueblos a definir sus propias políticas agrícolas y alimentarias, garantizando así la producción y el acceso a alimentos de calidad. Sin embargo, la Agenda 2030, respaldada por poderosos intereses económicos y corporativos, busca imponer un sistema agrícola globalizado que beneficia a unos pocos en detrimento de las mayorías.

Bajo el disfraz de la sostenibilidad, se promueven monocultivos a gran escala que agotan nuestros recursos naturales y destruyen la diversidad agrícola. ¿Acaso no es un contrasentido hablar de sostenibilidad cuando se fomenta la importación de productos fuera de temporada o que ya se producen en el país, estos productos que viajan miles de kilómetros hasta llegar a nuestros puertos? Esto es una locura, ¿dónde está la sostenibilidad en esto?

Además, se nos vende la ilusión de que los organismos genéticamente modificados y los agrotóxicos son la solución a nuestros problemas agrícolas. ¡Pura falacia! Estas prácticas contaminan nuestros suelos, envenenan nuestras aguas y amenazan la salud de nuestras familias. ¿Dónde está la sostenibilidad en envenenar nuestro entorno y nuestra gente?

Es hora de rebelarse contra esta estafa ecológica. Es hora de reafirmar nuestra soberanía alimentaria y defender nuestras tierras y recursos naturales. No necesitamos lecciones de sostenibilidad de aquellos que solo buscan su propio beneficio a costa del sufrimiento de nuestra gente. La verdadera sostenibilidad radica en el respeto por el trabajo de nuestros agricultores, ganaderos y empresas locales. En la promoción de prácticas agrícolas que fortalezcan nuestras economías locales y protejan a nuestros emprendedores locales, así como a nuestros campesinos que arduamente trabajan en los campos para alimentarnos. Es hora de dejar de lado las agendas globalistas y trabajar juntos por un futuro donde la ecología y la soberanía alimentaria vayan de la mano en beneficio de todos.

¡Levántate, pueblo soberano, y defiende tu derecho a alimentarte y a vivir en armonía con la naturaleza! La Agenda 2030 no nos salvará; somos nosotros quienes debemos salvarnos a nosotros mismos, rechazando la mentira de una ecología sostenible que en realidad es una amenaza para nuestro futuro y de nuestras futuras generaciones.