Emociones y política

Bayron Sandoya Valdiviezo

Si como seres humanos canalizaramos correctamente nuestras emociones, tendríamos tranquilidad y una paz duradera, y por consiguiente trasmitiríamos lo mismo a los demás, contagiando de alegría, entusiasmo y positivismo, propiciando desde nuestros espacios un escenario perfecto en la comunidad.

Pero en realidad cada quien tiene prioridades, y buscamos cómo acomodarnos a las circunstancias. Así también desde el campo social estamos inmersos en un constante reajuste de nuestras emociones, mucho más cuando postulamos en la política y la queremos utilizar como medio del ejercicio profesional o como medio de superación financiera. Cualquiera que fueran las intenciones de llegar al poder por medio de la política, resulta imposible evitar la pasión, emoción, debates, acuerdos, cálculos políticos, etc.

Las emociones colectivas se activan, florecen sentimientos, los colectivos reclaman para que las acciones políticas se ajusten al clamor ciudadano, piden justicia, reducción de las inequidades sociales en la construcción de la cohesión social, apertura de oportunidades productivas, desarrollo de capacidades individuales garantizando la protección social de los sectores más vulnerables, garantías en seguridad, empleo, salud, educación, si no son escuchados las demandas ciudadanas, aparecen intolerancias individuales que dan paso a manifestaciones colectivas, ellas provenientes de diferentes sectores sociales dispuestos a manifestarse en cualquier escenario.

Mis principios y libertad para expresarme está por encima de la ley , raza, política, de fronteras e idiomas. Gandhi decía, que la libertad del hombre es lo importante, tenía una visión clara de las prioridades: Primero Dios, luego descubrir el tesoro que hay dentro de nosotros (autoestima), Decía, “tengo para mi que el fin de la vida es la visión de Dios, y he de conseguirlo, si es preciso, sacrificando todo: Familia, patria y hasta la vida.

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