El mundo necesita justicia

Verónica Narváez

Verónica Narváez Terán 

La sensación de caminar en esperanza debe ser similar a recorrer los pasillos universitarios, aún más en un día de graduación. Cuántos padres orgullosos y llenos de fe en el futuro de sus hijos, y ahí están los graduados: nerviosos, contentos e inciertos, pero también esperanzados y llenos de sueños.

Cuatro microbiólogos, al menos cinco biólogos, un antropólogo, serían ocho economistas, y en esos números, un poco más de profesionales de carreras de ciencias humanas, administrativas y contables. Y luego, entre ellos, destacaron ahora profesionales de la facultad de jurisprudencia: más de cien abogados que, al igual que los demás, recibieron el juramento de honor.  Un juramento que versa sobre el compromiso adquirido e implícito de trabajar por el engrandecimiento patrio y del Alma Mater, antes que en beneficio y lucro propio. Desde ahí, el sentido de justicia para todos, pero con obvias razones para los abogados, quienes su causa de ser es precisamente el promover y resolver en justicia.

Entonces, evidentemente, el mundo necesita profesionales de distintas carreras. Pero ¿acaso la percepción de la sociedad es que ante todo necesitamos abogados en el mundo? y/o ¿Nos urge buscar justicia en el mundo?

La pregunta resuena con urgencia en un contexto global marcado por desigualdades y conflictos de todo tipo. La búsqueda de la justicia también implica abordar las causas subyacentes de la injusticia y trabajar hacia un mundo más equitativo y pacífico.

En el cumplimiento de los juramentos académicos y los propios de buenos ciudadanos, desde cada espacio social contribuimos con el cumplimiento de leyes y exigimos derechos. Recordando que actualmente en nuestra constitución, la naturaleza tiene los mismos derechos de las personas. En el mundo, la lucha también va por sostener nuestros recursos en justicia.

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