Ciudades sin dirección

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

Es muy frecuente visitar un pueblo y no saber cómo guiarse para llegar a un lugar específico, por falta de nombres en sus calles, en pleno desarrollo turístico es imperdonable que sus alcaldes no se interesen por la eficiencia que se debe prestar al visitante, ni se imaginan el tremendo daño que se estaría causando al turista y a la industria sin chimenea. Esto no ocurre en Chile, Buenos Aires, Miami, etc. Obviamente, es otra mentalidad de fomentar el turismo; por ello, se esmeran en la presentación de la casa grande en excelente estado.

En los cantones Santo Domingo y El Carmen se forma un pandemónio cuando el visitante llega, porque no existe las plaquillas en las esquinas de las edificaciones que identifique el nombre de las calles. Se debería crear una ordenanza, a efecto de que todos los dueños de casa esquinera exhiban el nombre de las calles debidamente ubicadas y confeccionadas por el cabildo y si este no puede pagar el costo de las señaléticas que se transfiera el valor a cada propietario de la edificación esquinera, al fin y al cabo, este goza del privilegio de estar en la mejor ubicación.

Otro factor sería el nombre de parques y más instituciones municipales que deben exhibir sus membretes para que sean ubicados y recordados con facilidad, sirviendo de referencia al visitante y al nativo para ser más fácil llegar al punto requerido.

Importante sería la educación de su gente sobre todo en el área turística; es una pena que haya gente poco cortés y displicente, poco interesada en el trato al visitante y es ahí donde el Municipio debería impulsar la capacitación, tanto al recurso humano, como al pueblo en general, con seminarios de orientación ciudadana sobre todo en relaciones públicas, relaciones humanas, motivación y turismo; levantaría la trascendencia del turismo y los ingresos que genera para el pueblo.

Sin desconocer la importancia del cuidado medio ambiental, el aseo de sus calles y sus ríos, a efecto de vender una excelente imagen de la ciudad. Hasta que El Carmen se convierta no solo en la Puerta de Oro, sino en la casa de oro y el tesoro de la provincia de Manabí, que Dios nos ampare.

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