Amanecerá y veremos

Rocío Silva

El país se convirtió en un campo de batalla; en el cual, civiles, policías, indígenas y militares se enfrentaron; nunca olvidaremos como empezaron las protestas, que tomaron como pretexto la insatisfacción popular ante el decreto presidencial que anularía los subsidios a los combustibles.

Violencia, terrorismo, vandalismo, robos, represión, heridos y muertes fueron el resultado de las protestas. A lo largo de esos días, a través de las redes sociales, vimos secuestros, sabotaje de plantas de agua potable, concentraciones agresivas; se perdió la identidad individual, las masas enfurecidas expresaban consignas revanchistas de odio, sí, el terror se impuso, y no faltaron autoridades elegidas que hicieron alarde de su condición étnica para aupar y justificar toda esta violencia, verbigracia en  Ambato y Tungurahua.

No solamente se trató de una protesta en contra las políticas económicas, sino que consistió en un atentado en contra del respeto y la paz de una sociedad que repudia la violencia, ahora todo eso, se borra de golpe y porrazo con la concesión de amnistías del Pleno de la Asamblea Nacional a 268 personas, que en su gran mayoría fueron protagonistas de estos actos.

La decepción de la Asamblea es grande, y más aún, con relatos como el del asambleísta Villavicencio, quien desea justificar su accionar de aprobación a las amnistías, con argumentos fútiles, como: que los arrinconaron, que estaba en juego la propia estabilidad de la Asamblea Nacional, demostrándose como víctima del correísmo, nada de lo actuado en su papel de fiscalizador, pasará a la memoria social, será recordado como quien, antepuso su vanidad y aspaviento al compromiso nacional, y peor aún todavía, cuando acude al sentimentalismo y dice que entre los amnistiados, estaban las mujeres que le protegieron y salvaron su vida en la selva, parecería que el asambleísta se dedica a ver La Rosa de Guadalupe, y optó por encarnar un capítulo.

Ahora, los implicados en octubre 19, harán de su condición de perseguidos políticos u objetores de conciencia, sacramentada por el pleno de la Asamblea, la plataforma para reelección en las dignidades locales, sí… esperando les estamos para ver cómo les va en las urnas. [email protected]