La Esquina del Coco, símbolo del renacimiento de Ibarra

Con el paso del tiempo el lugar se convirtió en un espacio turístico y de memoria de la historia ibarreña.

Desde esta esquina tradicional del centro de Ibarra se trazaron las nuevas calles para El Retorno, hace 152 años.

IBARRA.- Ubicada entre las calles Sucre y Oviedo, en pleno centro de la ciudad de Ibarra, la Esquina del Coco es un símbolo narrativo de la refundación de Ibarra, en el siglo XIX, luego de que un terremoto destruyera la urbe.

Considerado un lugar histórico, las reseñas cuentan que sirvió como punto de partida para que Gabriel García Moreno delinee las calles de la reconstrucción de Ibarra en 1872, tomando como referencia la palmera de coco que soportó el terremoto de 1868.

Precisamente, luego del terremoto, García Moreno fue designado jefe civil y militar de Imbabura, llamado para restablecer el orden y la disciplina de la provincia, además por ser considerado un buen administrador de lo público.

Según datos de Francisco Villacís Giassi, autor del libro “El terremoto de Ibarra y retorno de sus habitantes”, luego del sismo que sucedió la madrugada del 16 agosto de 1868, solo quedaron en pie unas 25 casas, de las cuales solo una se conservó intacta, situada en el inicio orienta de la avenida Teodoro Gómez y José Domingo Albuja, formando un ángulo.

“Ibarra quedó destruida; las casas no pudieron soportar los remezones, debido a que el suelo y subsuelo son demasiado húmedos, con una capa freática alta. Sus construcciones, en su mayoría, no tenían la adecuada cimentación y los materiales de construcción a esa época, de ciertas casas, no eran los adecuados”, refiere. 

Reconstrucción 

Entre los puntos más importantes que destacó García Moreno, constan los correspondientes al agua, acequias y riego, así como al ancho de las calles, que se señalaron de 13 metros, de los cuales 8 serían en forma de carretera y el resto serviría para andenes de dos y medio metros por cada lado. 

“Dado a su estado de salud, García Moreno, se ve obligado a dejar la Jefatura Civil, y antes de retirarse, él en persona dispone que la traza de la nueva ciudad, se hiciera a partir de la célebre palmera de coco que había quedado en pie, y que hoy se la conoce como “La esquina del coco”, situada en las calles Oviedo y Sucre”, detalla Villacís Giassi.

Por su parte, el historiador Amílcar Tapia Tamayo menciona que García Moreno llegó a Caranqui el 24 de agosto de 1868, al día siguiente de su salida de Quito, día en el que escribió una carta al Ministro del Interior, diciéndole: “Tengo el corazón destrozado como la tierra que me rodea. La convulsión ha sido tan horrorosa que es preciso ver sus estragos para comprender. Las víctimas del terremoto pasan de 15.000. Lo más terrible ha sido la explosión de las pasiones viles y egoístas después del desastre. Las necesidades son inmensas. Urgen muchas medicinas y médicos para atender el gran número de heridos…”.

Tapia Tamayo añade que luego de que se reconstruyeron pueblos, puentes y caminos de los alrededores de Ibarra, el Cabildo Ampliado de la ciudad decidió que era necesario hacer todo el esfuerzo posible para reconstruir la urbe en su mismo asiento fundacional, atendiendo al hecho de que en ese lugar había abundantísimo material de construcción.

Añade que respecto a las razones por las cuales García Moreno decidió efectuar el trazo de la nueva ciudad a partir desde la llamada “palmera que milagrosamente se ha mantenido intacta cuando a su derredor no ha quedado nada en pie…”, se debió a la sugerencia efectuada por el ingeniero Arturo Rodgers, quien recomendó iniciar la planificación desde este lugar, en vista de que las formas lineales serían las más convenientes si se parte de allí, ya que se encuentra casi en el centro mismo de la planicie a recuperar y, por ello, se optó por seguir sus consejos.

“En una carta dirigida en junio de 1872 a García Moreno, de nuevo en el poder, por Juan Manuel España, gobernador de Imbabura, le dice: “…uno de los mayores aciertos de Su Excelencia fue el haber partido desde la palmera que se halla justamente en el centro de la ciudad y se ha convertido en un símbolo de esperanza y nuevo trazo para la figura urbanística de la nueva Ibarra… Tengo la certeza que en el futuro las nuevas generaciones jamás olvidarán su magistral idea de partir desde aquí, porque a la postre y con las sugerencias y directrices del ingeniero A. Rodgers, Ibarra logrará reconstruir su antigua y señorial figura …””, señala el historiador Tamayo.

Por su parte, el Archivo Histórico del Municipio de Ibarra señala que la palmera sucumbió en el año de 1962, a causa de un repentino cortocircuito de los cables eléctricos que pasaban por la parte superior de ella, lo que causó el destrozo de la palmera

“Finalmente en ese mismo año, el alcalde de ese entonces, José Tobar y Tobar, junto al profesor Roberto Morales Almeida, la repusieron solicitando a la Ilustre Municipalidad de Quito una excavadora para trasplantar una nueva palmera de una de las haciendas de la ciudad de Ibarra al lugar donde yacía la anterior, mereciendo así el aplauso general de la ciudadanía”, detallan. 

Posteriormente, en el 2004 se emprendió la remodelación de la Esquina del Coco en su totalidad, transformándola en un espacio más relevante, colocando un monumento a García Moreno y acondicionando como un sitio turístico. 

Actualmente, el lugar forma parte de la remodelación integral de toda la manzana patrimonial que correspondía al edificio del antiguo colegio Teodoro Gómez de la Torre, abandonado por varios años y que está en proceso de transformación en un espacio cultural.

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Este sitio sirvió para rediseñar los planos de las calles de la ciudad tras el terremoto de 1868.