El terremoto de Ibarra tuvo casi la misma intensidad que el de Manabí

Tragedia. Tras quedar en las ruinas, así representó el francés Edouard Riou el terremoto de 1868, donde se observa a la Catedral totalmente destruida y de fondo el volcán Imbabura.
Tragedia. Tras quedar en las ruinas, así representó el francés Edouard Riou el terremoto de 1868, donde se observa a la Catedral totalmente destruida y de fondo el volcán Imbabura.

Hace 153 años, el sismo sacudió y devastó ciudades enteras en Ibarra. Y, cinco años atrás, lo mismo ocurrió en la provincia costera.

Catalogado como uno de los 10 eventos sísmicos de mayor magnitud en Ecuador, el terremoto de Ibarra ocurrió el 16 de agosto de 1868, destruyendo a poblaciones de las provincias de Imbabura, Carchi y parte del norte de Pichincha.

Según estudios del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional del Ecuador, en aquella época se registraron dos movimientos telúricos de gran magnitud: el sismo del 15 de agosto generado en una de las fallas del sistema El Ángel, en Carchi; y, el terremoto del 16 de agosto en la falla Otavalo, en Imbabura.

Cerca de las 16:00 del 15 de agosto, horas antes del terremoto principal, en la zona de El Ángel, ocurrió el sismo de magnitud estimada de 7 grados en la escala de Richter, que ocasionó docenas de víctimas, destrucción de viviendas e iglesias en las poblaciones de El Ángel y Mira, en Carchi, pero que se sintió en toda la provincia.

Por otra parte, el evento principal del 16 de agosto, conocido como el terremoto de Ibarra, fue en la madrugada, con magnitud probable de 7,2 grados en la escala de Richter.

Comparado con uno de los sucesos sísmicos más recientes en el Ecuador, ocurrido el 16 de abril de 2016, se puede medir la intensidad de 0,6 grados menos en 1868, pues el de hace cinco años fue de 7,8 en la escala de Richter y afectó directamente a las poblaciones de las provincias de Manabí, Esmeraldas, Santo Domingo de los Tsáchilas, Guayas, Los Ríos y Santa Elena.

El desastre de hace cinco años en Manabí es considerado el sismo más destructivo en los últimos 30 años, causando la pérdida de 671 vidas, 80.000 personas desplazadas debido a la pérdida o daño de sus casas y alrededor de 350.000 personas con necesidad de ayuda humanitaria, de acuerdo a datos que maneja la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos.

Destrucción total en Ibarra

En 1868, la población de Ibarra apenas llegaba a 7.200, de las cuales murieron 5.000. Es decir, alrededor del 70% de sus habitantes.

El historiador Juan Carlos Morales relata que el terremoto del 16 de agosto de 1868 no solo afectó a Ibarra, sino a toda la provincia de Imbabura, donde se contabiliza un saldo de 20.000 muertos, aproximadamente.

“A la una y cuarto de la madrugada de ese domingo se escucha el tremor de la tierra. En tres segundos, según refieren los cronistas, la bellísima Villa, como la conocían en la Colonia, es arrasada por uno de los terremotos más violentos que se tenga noticia, en un territorio donde las fuerzas telúricas no pactan con los dioses y se enfurecen cuando quieren”, refiere.

Así describieron la tragedia

Miguel Egas escribía, el 22 de agosto de 1868: “La provincia de Imbabura ha sido sacudida por el brazo del Omnipotente: toda ella está cruzada de aberturas, y es el teatro de escenas deplorables. En fin todo es llanto y desolación, desnudez y hambre, un campo de batalla que aún arroja metralla sobre los heridos que claman misericordia, no sería sino un cuadro descolorido”.

Los doctores Antonio Ribadeneira y Roberto Sierra, que con el Dr. Egas formaron la Comisión Médica enviada por el Gobierno Nacional de ese entonces, escribían, por su parte, el mismo 22 de agosto: “En Ibarra el estrago es muy grande; pero la impresión que se recibe es menos fuerte, por haber visto el mayor en las poblaciones anteriores. Con efecto, aquí hay más de doscientas casas que no han caído completamente y unas cincuenta paradas a pesar de hallarse sumamente fracturadas. Sus habitantes han salvado en sus dos terceras partes y si se hubiera acudido con unos cincuenta brazos siquiera, desde el día siguiente, podemos asegurar que las víctimas no habrían llegado a trescientas; mas la indolencia, la incuria, el desorden y el latrocinio dejaron consumir la existencia de miles de desgraciados que daban gritos hasta el quinto día y aún el sexto que fue ayer, en que pudimos sacar de los escombros a uno de esos infelices, siguiendo la dirección del grito”.

El terremoto fue en 1868. Los ibarreños lograron refundar su ciudad cuatro años después, en 1872, cuando se conmemora el Día del Retorno.