Los orígenes del mal

Ugo Stornaiolo

La podredumbre de la institucionalidad inició tras la campaña presidencial de 2006, curiosamente entre los mismos rivales: el correísmo (entonces lo nuevo) y Álvaro Noboa (la vieja partidocracia) que derivó en diez años del autoritarismo de Correa, que destruyó el orden establecido, con la metida de mano en la justicia y cooptación de todos los poderes por el caudillo neopopulista.

Esos factores hacen sobreentender todo el fenómeno del colapso de las instituciones, la corrupción, así como la inseguridad y violencia que se desataron en calles y cárceles, con actos de terrorismo que han llevado a recordar los peores años de la Colombia de los carteles y del Perú de Sendero Luminoso de los ochenta. Nunca se vivió tanta indefensión.

Indefensión del Estado y de un gobierno que cuenta los días para irse; una justicia llena de escándalos y delitos, como los de los 4 vocales de la judicatura y jueces de medio pelo expertos en liberar maleantes; y un CNE pasándose por el forro las normas electorales para imponer votaciones en el exterior que, a todas luces, son ilegales.

El Consejo de Participación no disimula sus intenciones. De la mano del abogado de Correa en el juicio contra El Universo, Dalembert Vera, van por la Corte Constitucional, la fiscalía, la contraloría, el CPCCS transitorio y más órganos de control. Descarada su actuación para dejar a Correa y sus secuaces en olor de impunidad. “Tres Patines” Terán, desde la Judicatura, impulsa un concurso para imponer jueces afines al correísmo en casos emblemáticos -Sobornos 2012-2016- y otros de Glas y Correa. El correísmo sabe que solo le falta el Ejecutivo.

Recientes encuestas como la de Click Report señalan el hastío de los ciudadanos ante la descarada intromisión del correísmo en las instituciones y la indolencia del presidente Lasso por permitir que sigan enquistados correístas en su gobierno. Por cierto, ¿han visto que ahora sí trabajan las cuadrillas municipales? Rara coincidencia.

El momento político es consecuencia también del efecto devastador de la pandemia, su secuela de muerte y desempleo sumado al pacto del correísmo con grupos delincuenciales (como las FARC, los narco delincuentes, la concesión de la ciudadanía universal, vuelos raros de aviones presidenciales, la narcovalija y otros). La raíz del mal está en diez años de desmantelamiento de las instituciones y la indolencia e inacción de gobiernos posteriores. El país necesita nuevas ideas, no de la confrontación correísmo-anti-correísmo. Es lo que está en juego el 15 de octubre.