Pablo Iglesias en Ecuador

Pablo Granja

La militancia de Pablo Iglesias se inicia en 1992, en las Juventudes Comunistas de España. Luego fue el contacto en Madrid de la agrupación que pugnaba por la amnistía de los terroristas presos de ETA. En 2014, es cofundador de Podemos y su secretario general, siendo electo luego para el Congreso de los Diputados. En noviembre de 2019 triunfa el PSOE en las elecciones generales, asumiendo Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, quien pacta con Unidos Podemos nombrando a Pablo Iglesias como Vicepresidente segundo y Ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030; cargo al que renuncia en mayo de 2021, para disputarle la presidencia de la Comunidad de Madrid a Isabel Díaz Ayuso, perdiendo ampliamente, lo que marcó su retiro de la política.

Durante su carrera nunca se midió para revelar su naturaleza violenta y despectiva. Refiriéndose al veterano político Julio Anguita, afirmó que debía coger un helicóptero e irse a Castengandolfo (refiriéndose al papa Benedicto XVI tras su retiro), o ‘irse a la mierda’; calificando a los viejos de 70 años como ‘cadáveres’, inservibles. En el programa Buenismo Bien (19-4-2021), le preguntan: “Comunismo o libertad?”, y él responde: “!Comunismo, qué cojones!”, para luego afirmar que “.. comunismo y libertad son dos cosas que van unidas”. Demostrando que además puede mentir con la mayor naturalidad.

Cuando sus seguidores atacaron con violencia a manifestantes pacíficos de otra tienda política, calificó el hecho como ‘un jarabe democrático’. En el libro ‘Memoria del comunismo’, Federico Jiménez Losantos consigna algunas de sus declaraciones: “La decisión moral de destruir la comunidad tiene que ser una decisión necesariamente violenta como toda decisión política”; “el derecho a portar armas es una de las bases de la democracia”; “si la base del poder es la violencia, el pueblo no puede delegar el fundamento de la soberanía”, refiriéndose a desarmar a las fuerzas del orden. “Y es que, como dijo Robespierre, castigar a los opresores es clemencia; perdonarlos, es barbarie”. Para él, ningún tirano amigo suyo es bárbaro; incluyendo a la teocracia iraní para la cual trabajó bajo contrato. Éste comunista, ardiente defensor de los LGTBI y la igualdad de género se justificó de haber trabajado para los ayatolas – que condenan a muerte a los homosexuales, persiguen a las mujeres por no llevar apropiadamente el velo y les prohíben seguir una carrera universitaria – diciendo que “la política es así”. Bastante incoherente, ¿no?.

Para la redacción de la Constitución de Montecristi, la que según Rafael Correa duraría 300 años, se contrató a la Fundación CEPS, en cuyo consejo directivo constaba Pablo Iglesias. La relación entre la Revolución Ciudadana con Podemos y sus líderes ha sido sólida; el Portal Primicias relata que a través de la Senescyt, se contrató a 848 investigadores académicos del Programa Prometeo del CELAG, con un sueldo promedio mensual de $5.000, más gastos de vivienda, seguros, etc., con un presupuesto de $360 millones, aunque su ejecución fue menor. Otro fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, fue parte del consejo consultivo de CELAG, como posteriormente fue Rafael Correa Delgado.

La naturaleza autoritaria y violenta, las relaciones contractuales, sumado a las declaraciones de Correa de que regresará a ejercer su “venganza personal que será contundente”; más el otro anuncio de que se instalará una nueva Asamblea Constituyente, podrían ser las claves para entender que en el último cierre de campaña de la Revolución Ciudadana nuevamente aparece Pablo Iglesias en Ecuador.
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