Más solos que nunca

Paco Moncayo Gallegos

Son hechos incontrovertibles: El crimen organizado es una amenaza transnacional. La cocaína se produce casi en su totalidad en Colombia que aporta con aproximadamente con el 65% y Perú con un 14% del total. Las plantaciones de arbustos de coca y la producción de pasta base y cocaína en Colombia han crecido alcanzado cifras récord en 2021. Ecuador no tiene plantaciones ni produce esta droga.  Los principales mercados para la cocaína son Estados Unidos y Europa. Existe un sistema de normas e instituciones de alcance global y hemisférico que obligan a los Estados parte a aplicar políticas y estrategias cooperativas contra el crimen organizado. Ecuador es el país más afectado por el negocio criminal del narcotráfico y carece de suficientes recursos económicos para enfrentarlo. Ecuador está solo en esta desigual lucha contra el poder criminal.

Con el inicio del actual gobierno se creó expectativas sobre el apoyo de Estados Unidos de Norteamérica para enfrentar a los grupos criminales. El mandatario ha tratado sobre el tema con las siguientes personas: Linda Thomas-Greenfield, embajadora de Estados Unidos para la ONU y Juan González, consejero especial de Seguridad, al asumir el mandato;  los miembros de una delegación bipartidista de senadores; el general Craig S. Faller, comandante del Comando Sur; Antony Blinken, secretario de Estado; el presidente Joe Biden, en la Cumbre de las Américas; y,  la Comandante del Comando Sur Laura J. Richardson, a quien entregó la ‘Estrategia Integral de Seguridad y Paz’, con el pedido de financiamiento por un monto aproximado de 5 mil millones de dólares.

La semana anterior, el general Luis Lara, ministro de Defensa y el subsecretario de Defensa adjunto para nuestro hemisferio firmaron un Memorando de entendimiento que incluye: Intercambio de Información, Fortalecimiento de capacidades de las Fuerzas Armadas, Entrenamiento y Capacitación y Adquisición de Recursos; pero sin la entrega del apoyo económico solicitado. Cabe preguntarse: ¿Es posible que Ecuador, un país pequeño y con una economía débil, pueda enfrentar sólo a esta macabra amenaza transnacional? ¿No deberían al menos Colombia, Europa y Estados Unidos asumir sus responsabilidades?