El fanatismo

Rodrigo Contero Peñafiel
Rodrigo Contero Peñafiel

Quienes defienden apasionadamente y con tenacidad desmedida sus creencias, opiniones o criterios son fanáticos que proceden de manera irracional y violenta. Creen que sus ideas son las únicas de valor y que lo que digan los demás no importa. Estas falsas percepciones carecen de cuerpo o de consistencia y aparecen en su espacio subjetivo interior, pero se presentan como verdaderos elementos de sensación. A todo fanático le agrada imponer sus ideas, que las considera irrefutables; desprecia el criterio de los demás y tiene una visión fija de las cosas.

La incoherencia con la que actúan puede llevarlos a cometer graves errores, cambiar la historia de un país e imponer ideas incorrectas; la fogosidad de sus actuaciones surge ante su propia inseguridad, sus acciones pretenden compensar deficiencias ante un grave sentimiento de inferioridad del que padecen. En política, la venganza con sus opositores es tan fuerte que pueden llegar a planificar ataques contra su bienestar físico y social.

Los fanáticos se manifiestan de diferente manera en las actividades que realizan: la política, el deporte, la música, la religión, los cultos y más actividades. El fanatismo religioso o político ha causado mucho daño a la humanidad, a través de guerras, terrorismo o ataques planificados con venganza y alevosía: pueden ir desde los atentados que se dieron en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, el 30-S del 2010, o los incendios y saqueos de octubre de 2019 en Ecuador.

Los cambios sociales que se pretenden imponer con mucha fogosidad y politiquería afectan la cultura del país, que mira con preocupación cómo se juega con la historia de la nación y se destruyen los valores culturales, que no se identifican en nada con las tradiciones y costumbres de su gente. La ignorancia con la que actúan los fanáticos, descubre los vacíos culturales y educativos en la formación de estos supuestos líderes. La frustración individual, la falta de confianza en sí mismos y la falta de respuestas a los problemas de la comunidad son causas para el fracaso político, administrativo y social del país, que no encuentra la estabilidad emocional necesaria para dejar atrás el pasado.