Cuando Quito tenía alcalde

Rodrigo Paz murió a los 88 años de edad. Retirado de las actividades empresariales, políticas y deportivas hace años, su palabra aún tenía peso. Formó parte de una tradición de buenos alcaldes con Jacinto Jijón y Caamaño, José Ricardo Chiriboga Villagómez, Jaime del Castillo, Sixto Durán Ballén, Jamil Mahuad y Roque Sevilla.

Paz asumió un municipio con muchos problemas dejados por su antecesor Gustavo Herdoíza (empresario radial; coincidencia con el tipo que funge de alcalde). Su visión empresarial y sentido ejecutivo lograron obras memorables: el agua potable en Papallacta, el mejoramiento del centro histórico, el inicio del trolebús, ampliación de la Panamericana sur y norte, la avenida de Los Granados y las vías oriental y occidental. Se recuerda el dibujo de Don Evaristo en campañas ciudadanas de concienciación.

Más huellas de Paz, en sus cuatro años de mandato (1988-1992): el plan de laderas del Pichincha para impedir construcciones sobre la avenida occidental o Mariscal Sucre (se dejó de lado), siete intercambiadores de tránsito y el camal metropolitano. “Fueron unas tres mil obras”, recuerda su excolaborador, el exconcejal Fernando Carrión.

Pero, la vida del “Negro”, como lo apodaban, empezó antes, al llegar desde su Carchi natal e instalar la primera casa de cambio de moneda en Quito. Participó en la construcción del CCI (primer centro comercial de Quito) con la constructora Proinco y el Produbanco, de los que era accionista.

Los hinchas de Liga le decían “Papá Oso”, porque Paz dedicó gran parte de su vida al equipo de fútbol. Construyó el country club de La Pampa, el estadio que lleva su nombre y logró, por primera y hasta ahora única vez, la Copa Libertadores, pero también la Copa Sudamericana y dos Recopas. Fue su presidente honorario.

Pese a su fortuna, era poco afecto al dinero. Aconsejaba a sus trabajadores (muchos futbolistas) invertir su dinero. Bromista, que tomaba el pelo a sus interlocutores (amigos cercanos). Sus últimas intervenciones en medios fueron duras con el removido/restituido alcalde Yunda. Terminó su gestión de alcalde con gran aceptación (el 80%).

Por vergüenza, los que hicieron del municipio quiteño un muladar deberían renunciar, porque la ciudad perdió su brillo. Era tan reconocido que uno de sus rivales políticos, el expresidente y exalcalde León Febres Cordero, le pidió asesoría para levantar al cabildo guayaquileño tras la ruina de los Bucaram. Hoy, la capital expira, mientras el puerto principal brilla. Era cuando Quito tenía alcalde…