El querido “Negro Paz”

En la actualidad, hacer un contrato de cualquier naturaleza implica la toma de una serie de medidas de seguridad, porque vivimos en un mundo que tiende a la deshonestidad y, por tanto, hay que cubrirse con constancias escritas. Antes, sobre cualquier contrato, lo que más valía era la palabra.  Rodrigo Paz Delgado, exalcalde de Quito, conocido cariñosamente como “el negro Paz” fue de esa estirpe de hombres de palabra, un caballero de bien y de honor, por encima de convenios escritos y papeles.

Muchos jóvenes humildes que cambiaron su vida gracias al talento que tuvieron con una pelota de fútbol le deben su bienestar al “Negro Paz”.  Él, cuando se iniciaban en el deporte, comprometió su palabra más allá de los contratos escritos y, de la gran suma que se pactó para un jovencito novato, llegado de algún sector olvidado de la Patria, sin estudios y con la pobreza a cuestas, lo condicionó a recibir solamente una mínima cantidad al mes y a guardar como un ahorro lo demás.  Así, años después, cuando el ser humano madura y toma conciencia de que pasa la vida y de que el deporte es temporal, muchos jugadores le agradecen.

Hoy es difícil confiar en los demás, nos asaltan dudas, la falta de ética, la deshonestidad y el engaño se han enquistado en todas las esferas humanas.  Casi es un eco de la sociedad la picardía, la corrupción.

No cabe comparación, por ejemplo, entre el alcalde Yunda, engrillado, cuestionado él y su hijo, con un señor de bien, como Rodrigo Paz. Sin embargo, se vuelve imperante volver los ojos a estas figuras que desgraciadamente han partido, para reconquistar los espacios de seriedad, de probidad y sobre todo de honorabilidad que tanta falta nos hacen. No solamente hay que ser, sino también parecer, dice el adagio popular y, en los últimos tiempos, a nombre de estilo, por ejemplo, se justificaron actos grotescos y deleznables de un gobernante mal educado, el de la “década ganada”, ahora prófugo de la justicia.

Ojalá que, más allá de Yunda, Correa y tantos otros facinerosos que han hecho añicos la existencia de la ciudad y el país, nos queden arrestos para buscar ejemplos de vida como los del “Negro Paz”, quien con seguridad estará mirándonos desde el cielo, allá donde van  los justos después de transitar con dignidad en este mundo.

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