Kapulicello:un licor de capulí hecho en Pujilí con ímpetu y manos italianas

María Herrera Heredia

El kapulicello, fino licor ecuatoriano, de sabor intenso y afrutado, es producto del capulí o cerezo negro americano, pero también del tesón y constancia de Francesco Piovanelli Tiziano (Keko), un joven de ascendencia italiana y ecuatoriano de corazón, quien busca posicionar su invención a nivel mundial, pero también favorecer a los productores zonales de la fruta, mediante la comercialización y sustentar económicamente la misión.            

CAPULI

Su nombre científico es Prunus serótina, cerezo negro americano, cereza, cereza andina capulí, es un árbol de la familia de las rosáceas, originaria del este de Norteamérica. Es un árbol frutal de unos 15 m de altura, con un tronco de 60 cm de diámetro, hojas muy aromáticas de color verde oscuro y flores delgadas de 2 cm de ancho con pétalos blancos.

La fruta de aroma pesado, redondón, pequeño (de 1 cm de diámetro) de piel fina, brillante y de color rojo o negro. El jugo de la pulpa es verde pálido, dulce o acido. La semilla es esférica. Crece en climas secos y templados en elevaciones por encima de los 1200 msnm. Su cosecha es de enero a febrero en Ecuador, Colombia, Peru. El fruto es comestible y se puede consumir crudo o cocido. Puede conservarse en mermeladas, puede ser consumido como postre. (jucho), y ser fermentado y convertirse en bebida alcohólica.

Importancia del capulí en la salud

El fruto del capulí contiene una gran cantidad de fenoles y tiene una elevada capacidad antioxidante. Las hojas y las flores de esta planta tienen un gran poder que puede ser utilizado para el tratamiento de la hipertensión, aunque ya son aprovechadas para el dolor de cabeza, fiebre y diarrea, reumatismo, partos, dolor de huesos y como cataplasma en heridas, fracturas y lesiones.

El fruto también cuenta con una actividad terapéutica similar a la insulina, por lo que su consumo es de gran importancia para los diabéticos.  Adicionalmente, las semillas contienen entre un 30 y 38% de aceite, el cual se emplea para fabricar jabones y las hojas son un gran abono para el suelo. (https://www.importancia.cc/capuli/#Importancia%20Del%20Capuli)

El KAPULICELLO, SU GENTE Y SU TIERRA.

El clima en la tierra que produce la exótica fruta del capulí es seco, con temperatura templada. La Hacienda de San Nicolás (Pujilí-Cotopaxi) gracias a la influencia italiana crea un licor hecho de capulí, el mismo que sirve para la sustentación económica de la misión, ya que, con la compra de dicho fruto, y la comercialización ayuda a la gente del sector y a la sustentación de la Escuela de arte, establecida para los muchachos más necesitados de la zona.

Es un licor 100% natural, extraído del cerezo negro americano, cereza andina, cerezo criollo o CAPULÍ, fruto exótico típico de los Andes, primo salvaje de la cereza, de sabor intenso y afrutado, con ciertos toques de Amaretto y Coñac, tiene 25% grados de alcohol, categorizándose como un Licor muy selectivo destinado para altos y refinados paladares.  Es ideal como bajativo, para amenizar una conversación, siendo tan noble permite hacer coctelería, y una amplia y variada gama de usos.

Goza de Patente Internacional de Proceso, lo cual lo hace mucho más exclusivo y exótico. ya que al haber obtenido la patente a nivel Internacional lleva consigo un blindaje de sabor y originalidad, dando así un producto único ecuatoriano, a nivel mundial.

FRANCESCO PIOVANELLY (KEKO) – EL emprendedor

Joven, italiano y ecuatoriano a la vez, es el creador de este fino licor. Llega al Ecuador de la mano de sus padres Giuseppe Piovanelli y Adriana Tiziano, voluntarios de la ONG “Matto Grosso”.

Kapulicello es el resultado de un proceso lleno de historia, pasión y amor de Francesco, cuyo empeño, constancia y tenacidad por más de 10 años ha dado origen a este fino y delicado licor.  “ ….para nosotros no existe una fórmula mágica, sino una pasión por los detalles, casi una obsesión, lo que llamamos el método de la familia: ´EL PIOANEL´ “  (Francesco Piovanelli)

HISTORIA DE GIUSEPPE Y ADRIANA… Los padres de Keko

Giuseppe Piovanelli, junto con su esposa Adriana Tiziano, llegan a la comunidad de Yacubamba, (Pujili, Cotopaxi) Ecuador en 1977, donde se dedican a trabajar para la gente pobre. En 1980, a petición del obispo de Latacunga, Mons. Mario Ruiz, se crea la Casa Campesina de Pujilí. Allí se ofrecen varios servicios, incluyendo dispensario médico y comercialización de productos agrícolas. Este centro se convierte en la puerta de acceso de parte de los indígenas al progreso. La Operación Mato Grosso en conjunción con la iglesia logran a través del tiempo cambios y evoluciones para mejorar la calidad de vida de los indígenas, sin despojarlos de sus creencias y su mundo.

Sin embargo, para Peppo y Adriana, los logros parecen insuficientes, pues la pobreza y la ignorancia persisten, pobreza que trasciende lo material y se visibiliza en el abandono a los ancianos, en la frustración de los jóvenes que no tienen acceso a la educación, a un empleo digno, etc.  En 1985, impulsados por el deseo de crear una obra para los jóvenes y ayudados por el obispo de Latacunga, se asientan en la antigua hacienda de Juigua y con el apoyo de la Operación Mato Grosso se funda la misión de San Nicolás. El objetivo es crear un colegio para la formación de los jóvenes, rescatando la gran habilidad artística del país, mediante la carpintería, el tallado y la escultura en madera. El reto se cumple al incluirlos en el mundo laboral, calificándolos en el trabajo de madera, que hoy compite con muebles, desde los más sencillos hasta las más lujosas tallas, que son comercializadas en el país y en toda América Latina.

HACIENDA SAN NICOLÁS DE JUIGUA. Lugar donde se procesa el Kapulicello

En el siglo XVII luego de un proceso de fragmentación de propiedades se formaron varias haciendas, dando origen así a la “Hacienda de Juigüa”.

En los años 1820-1822, el Conde José María del Hierro, esplendido anfitrión, pone a disposición de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, y sus a sus tropas. Allí se discuten las estrategias de guerra para la Independencia.

Es también lugar para celebrar el Inti Raimi (Fiesta del Sol Naciente) ceremonia religiosa INCA en honor al Inti, al Dios sol y a la madre tierra, en agradecimiento por los frutos recogidos a mitad de año.  Con   la   llegada   de   los misioneros en tiempo de la Colonia, y para desviar la idolatría, los religiosos fusionaron la fiesta aborigen del Inti-Raimi, con  la religiosa  de  «Corpus Christi», celebración que se realiza 60 días después de   la Pascua   de   Resurrección.

En 1985, Giuseppe Piovanelli (Don Peppo) y su esposa Adriana, italianos misioneros Laicos pertenecientes a la “Operación Mato Grosso”, instalan su labor benéfica en la decaída y arruinada “Hacienda de Juigüa”.  En su restructuración, encuentran la estatua de San Nicolás, la misma que es un resto histórico de las riquezas, y símbolo de la importancia de dicha estructura en su época. Con tal acto se cambia el nombre de la hacienda, conociéndola ahora como la “Hacienda de San Nicolás”, cuya dedicación es el servicio social y donde hoy y con este mismo fin se procesa el Kapulicello.

OPERACIÓN MATO GROSSO

La Operación Mato Grosso (OMG), Fue fundada en 1967 por el sacerdote italiano Ugo de Censi, en Val Formazza – Piamonte – Italia. Es una organización no gubernamental de jóvenes voluntarios italianos, que desarrolla actividades de lucha contra la pobreza en Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú, a través de proyectos vinculados con la educación, formación para el trabajo, salud, vivienda, electrificación rural, promoción de microempresarios, artesanos, entre otras actividades que han contribuido a mejorar la calidad de vida de miles de pobladores. Aunque formalmente sin denominación, es decir, sin una identidad político-religiosa específica, las actividades de la OMG en misión se caracterizan principalmente por un espíritu católico.

Fuente:

Francisco Piovanelly;      

Redacción y edición: María Herrera Heredia