La única participación de Alex Ferguson en mundiales terminó con una particular vuelta olímpica.
Quizá México 1986 es el mejor Mundial en la historia. Ahí nacieron los tres goles más comentados y recordados por aficionados y especialistas. Dos de ellos realizó Diego Maradona, el capitán de Argentina, durante los 90 minutos contra Inglaterra: fueron goles que el mismo autor definió como una “venganza” por la guerra perdida en las Malvinas. Y el tercer tanto fue una obra de arte del mexicano Manuel Negrete en el arco de Bulgaria. De hecho, éste es el más votado en Internet como el mejor gol de los mundiales.
En México se registró también el mayor número de partidos inolvidables, empezando por Dinamarca-Uruguay 6:1, pasando por suspensos y dramas como Portugal-Marruecos 1:3, Unión Soviética-Bélgica 3:4, España-Dinamarca 5:1, Argentina-Inglaterra 2:1, Brasil-Francia 1:1 y terminando con la misma final, Argentina-Alemania 3:2.
Ahí estaban el ‘joga’ bonito brasileño de Sócrates y Zico, la Francia artística de Platini, la Inglaterra de Lineker, la Bélgica de Pfaff, la Alemania de Rummenigge, la Argentina de Maradona y un largo etcétera.
Hay muchos libros escritos sobre el Mundial mexicano, un sinfín de videos en Youtube, memorias y testimonios directos, películas documentales. También grabaciones, entre las cuales está la más famosa de todos los tiempos: la de Víctor Hugo Morales relatando el gol del siglo (el segundo de Maradona contra los ingleses). “Genio… genio… genio… tá, tá, tá… goooool… quiero llorar… Diegol… Gracias Dios por el fútbol, por el Maradona, por estas lágrimas…”.
Curiosamente, el mismo Víctor Hugo Morales, que es uruguayo de nacimiento y ha relatado 9 mundiales, fue el primero en notar que el otro gol de Maradona en el arco de Inglaterra fue con la mano y fiel a la ética profesional lo reveló. Sin embargo, con la siguiente frase se sinceró por completo ante los televidentes: “Qué quieren que les diga. Contra Inglaterra hasta con la mano este gol es para gritarlo”.
La Escocia de sir Alex
Hoy en día el nombre del sir Alex Ferguson, el gran creador de la máquina-ganadora Manchester United, es una referencia para cada aficionado del fútbol. Al inicio de su carrera, él hizo milagros con el humilde equipo de Aberdeen: diez copas nacionales y dos continentales. Es decir, casi todo lo que ha ganado Aberdeen en sus 115 años de existencia se debe a Ferguson. Luego llegaron las tres décadas gloriosas con los “diablos rojos”. Todo esto convirtió a Ferguson en el entrenador más exitoso a nivel de clubes.
No obstante, pocos relacionan su nombre con el escenario de las selecciones nacionales. Pero Ferguson no solamente dirigió el equipo de su Escocia, sino que participó en un mundial. Precisamente, el Mundial de México en 1986.
La participación mundialista de Ferguson, hay que decirlo, fue accidental y fue provocada por una tragedia humana. En el último partido de las eliminatorias, Escocia necesitaba un empate en la cancha de Gales para ir a repechaje contra Australia. Y lo consiguió (1 a 1) con un gol de David Cooper de penalti, realizado a solo 9 minutos antes del final. Pero la meta cumplida tuvo un precio muy alto. Literalmente con el último pito del árbitro, el entrenador escocés, John Stein, sufrió un infarto, se derrumbó en la cancha y murió pocos minutos después.
Entre el dolor, la confusión y la urgencia, Alex Ferguson fue asignado para dirigir la selección al repechaje. Bajo su mando, los escoceses eliminaron a Australia (2:0, 0:0) y clasificaron por sexta vez –cuarta consecutiva– al Mundial. Con eso se agotaron las buenas noticias. Es un hecho que Escocia jamás superó la primera fase, pero desde 1974 se había acostumbrado a ganar uno de los partidos en su grupo. Esta vez, con el nuevo reglamento, una victoria equivalía a clasificación en la segunda ronda. Es más, equipos como Bulgaria y Uruguay (rival de Escocia en grupo E) lograron llegar a los octavos de final con solo dos empates, sin ganar ni una vez.
Pero para Escocia hasta eso resultó imposible. Perdió de Dinamarca, perdió de Alemania y terminó 0 a 0 con Uruguay, a pesar de haber jugado todo el partido con un hombre de más. Pues aquel día fue registrada la expulsión más rápida en la historia: el uruguayo José Batista fue amonestado con tarjeta roja antes de cumplirse un minuto de juego (53 segundos).
A pesar de su nefasta presentación, los escoceses decidieron despedirse del campeonato con una vuelta olímpica. El detalle es que la vuelta fue organizada en su hotel después de consumir una exagerada cantidad de cerveza y whisky. Entonces, los jugadores se despojaron de sus ropas y pasaron por todos los pisos del edificio, mostrando su masculinidad a cada persona que se les cruzaba en el camino.
Menos mal, Alex Feruguson se ahorró el festejo. Un mes más tarde él ya estaba en la banca de Manchester United donde se quedó 26 temporadas. Dirigió 1.500 partidos de los cuales perdió solo 267. Levantó 38 títulos nacionales e internacionales y se convirtió en el hombre-record entre los entrenadores.
Tome nota
Todo sobre los mundiales puedes encontrar en nuestro almanaque especial, Россия 2018, que ya está en tu kiosco.