Si me porto bien…

El pasado 2 de noviembre, aprovechando el largo feriado para honrar a nuestros difuntos, visité el cementerio de San Diego en la ciudad de Quito. Habían pasado aproximadamente 60 años que no lo visitaba. Lo que más me llamó la atención fue sin duda lo organizado de la población.

Todos en fila para entrar recibiendo no agua bendita sino alcohol por parte de empleados municipales; luego, en Información, la buena disposición de los empleados. Ayudaban cortésmente a responder nuestras preguntas. Gracias a los buenos guías de la funeraria nacional en San Diego llegué a los lugares de mis recuerdos. Lo abundante en policías, la baja cantidad de delincuentes, hizo que me sintiese en otro país, aunque fuese en un solo sitio, en un solo día.

El mausoleo de mis abuelos Tobar, su dueño ha sido dado de baja, sus cenizas trasladadas, su sitio ha sido tomado por parientes que necesitaron ese espacio, de él y su mausoleo queda la estructura, pero no su nombre. Gracias a un excelente empleado de la Funeraria Nacional, llegue al mausoleo de mi familia. Mi esposa me ha dicho repetidamente que, si me porto bien, tendré a su debido momento un agujero para mis cenizas con su familia en Monte Olivo, sin embargo, ¡algo me dice que gran parte de mi desea cuidar de los nuestros en nuestro cementerio de San Diego!

Raúl González Tobar