Santa Rosa, historia y legado

La parroquia ha sido testigo de los cambios de la ciudad.
Historia. La parroquia ha sido testigo de los cambios de la ciudad.

Esta parroquia es parte importante dentro de los acontecimientos trascendentales de la ciudad.

Santa Rosa es uno de los lugares que mayor tiempo lleva con la categoría de parroquia, de igual forma es uno de los asentamientos humanos más antiguos de Ambato, guarda una gran historia e incluso tiene su propio pan.

Según el historiador Gerardo Nicola López en sus publicaciones sobre Tungurahua, la parroquia tiene su génesis el 18 de octubre de 1658,  el padre ministro Fray Francisco de la Torre, funda el pueblo San Lucas de Pilahuín hasta aquí llevaron a gente de Patate para iniciar con este lugar.

En 1680 deciden trasladar el pueblo cuatro kilómetros más abajo al sector de Miñarica y Guachibamba, esto debido a que el clima no resultaba favorable para los fines de las autoridades.

Estas tierras estuvieron en conflicto entre nobles españoles, que luego de varias negociaciones llegaron a un acuerdo, al parecer un 30 de agosto luego de nueve años de haberse elevado a santa a Rosa de Santa María Flores y Oliva, es así que la nueva población tomó su nombre. En 1761 pasa a llamarse Santa Rosa de Pilahuín.

En 1698 don Pedro Pilamunga aparece como cacique principal y gobernador de las parcialidades de Apatuc, Angahuan, Chibuleo Alto y Chibuleo Bajo de los Tomabelas y don Martín Toaza como cacique de los Angamarcas.

Nicola cita en sus libros que los descendientes de los caciques Candos y Pilamungas de apoco se fueron refundiendo en apellidos españoles, pero siguieron manteniendo el poder y dinero.

TOME NOTA.
La parroquia de Santa Rosa como tal fue creada el 29 de mayo de 1861.

 

Hechos importantes

La batalla de Miñarica es uno de los sucesos que atraviesa la historia de la parroquia y de la cual existen escritos que narran lo acontecido y la participación piadosa que tuvieron muchos miembros de este lugar.

Esta batalla se dio entre el ejército convencionalista de Juan José Flores, primer presidente del Ecuador y el restaurador del general Isidro Barriga, se libró el 18 de enero de 1835. Varios historiadores hablan de la imagen de un campo lleno de cadáveres y heridos que fueron dejados por el vencedor.

El historiador Carlos Bolívar Sevilla aseguró en sus escritos que los pobladores de Santa Rosa horrorizados ante las imágenes de dolor y sangre, salieron hacia Miñarica y comenzaron a recoger los cadáveres y a tender a los heridos, hasta que Otamendi, general de Flores, regresó y terminó de masacrar a los heridos en frente de los pobladores de Santa Rosa.

El antiguo templo de Santa Rosa estuvo casi listo en 1872, a excepción de la torre que tenía un área de 51 metros de largo por 12 de ancho.

La imagen a la que Santa Rosa rinde culto es la Virgen de la Elevación, de la cual se desprende una historia similar a la de la Virgen de Guadalupe, en México, pues se dice que se le apareció a un indígena de la parroquia de nombre Juan Chacarín pidiéndole conversión de los pecadores para liberarse de las catástrofes que vendrían.

En el terremoto del 5 de agosto de 1949 Santa Rosa fue destruida, pero según textos y relatos la imagen de la Virgen de la Elevación permaneció intacta.

Vásconez y Andrade en su obra ‘Santa María de Ambato’, afirma que a pesar de que el templo quedó destruido, el cuadro de la Virgen de la Elevación estaba intacto como si se tratara de un verdadero milagro.

 

El pan de Santa Rosa

Puesta un delantal y sentada en una banquita de madera conversa con la vecina en su puesto del mercado de Santa Rosa, así espera a sus clientes, su pelo ya pinta gris, algunas marcas de la vida, pero la sonrisa intacta y la sazón cada día mejor.

María Natividad Caiza Guerrero es su nombre, tiene 79 años y ha vivido siempre en la parroquia, sus padres y abuelos también nacieron aquí y asegura que no existe otro sitio tan lindo como este.

Ella nació en el barrio Venezuela en la calle Ambato, cuenta que en los inicios no había mucha gente, que se podía observar más árboles y que disfrutaba con sus amigos. “A mí me gustaba jugar cosas de hombres, con la pelota, las bolas, no me agradaban las muñecas”, comentó.

Su receta y técnica para hacer el pan de Santa Rosa vienen desde hace tres generaciones atrás. “Mis padres mismo hacían, la receta está más de 100 años, yo veía como preparaban, desde guagüita ayudaba, cuando ellos murieron yo seguí con la tradición”, contó.

El pan está hecho de dos harinas, integral y blanca, además de los ingredientes como manteca, mantequilla y agua, uno de los secretos es hacerlo en el horno de leña. La característica de este pan es su robustez y tamaño.

Doña María ha vendido el pan en toda la provincia, pero desde hace algunos años lo hace en el mercado de Santa Rosa de miércoles a domingo. La funda de seis panes cuesta un dólar.

Los vecinos y su comida

En Santa Rosa doña Angelita Santacruz es quien pone el sabor con su fritada, caldo de pata y morcilla, tiene 60 años y toda su familia ha vivido en la parroquia desde hace tres generaciones.

Ella creció en el barrio Las Américas y cuenta que en estos años la parroquia ha tenido un gran cambio. “En el barrio jugábamos a las escondidas, saltábamos la soga, macateta, teníamos una gran amistad con los vecinos, hasta hoy nos llevamos”, contó.

La madre de Angelita vivió el terremoto en Santa Rosa y le contaba sobre la destrucción por la que la parroquia pasó y como todas las casas que en su mayoría eran de bareque se cayeron.

“Pero me contó que solo el puesto de la Virgencita de la Elevación quedó intacto, por eso ella le tenía una gran fe a la Virgen Santísima”, aseguró.

Para doña Angelita nada se compara con vivir en la tranquilidad de Santa Rosa. “Aquí ya tenemos todo, médicos, supermercados, ya no debemos ir a Ambato  a menos que sea por documentos”, aseguró.