Con el 4.18% de casos a nivel nacional, Tungurahua ocupa el cuarto puesto de las provincias del Ecuador con mayor índice de adolescentes, menores de 14 años, que han sido víctimas de violencia sexual por incesto.
Este delito, tipificado y sancionado en el artículo 171.1 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) se especifica como la persona que viole a un pariente hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.
Así lo expuso Maritza Gamboa, presidenta del colectivo Ana de Peralta. Aseguró que, en esta provincia, las edades de las menores víctimas de violación por incesto oscilan entre 12 y 17 años.
Alrededor de 43 casos de niñas y adolescentes, que fueron abusadas por sus parientes cercanos (padres, tíos, abuelos, hermanos, etc.), se contabilizaron el año pasado en Tungurahua.
Entre las fuentes que fueron consultadas por el colectivo para acceder a estos datos están la Fiscalía, el Consejo de la Judicatura y la Sala de Primera Acogida del Hospital General Docente de Ambato.
“Se pide el apoyo de las autoridades para la creación de casas de acogida, a los Municipios que sus Comisiones de Igualdad de Género actualicen sus ordenanzas, así como que se considere presupuesto para trabajar en los derecho sexuales y reproductivos, la propuesta se ha hecho en Ambato, Tisaleo y ojalá podamos hacerlo en Pelileo con las nuevas autoridades”, agregó Gamboa.
Incesto en la ruralidad
Gamboa asegura que los casos denunciados de incesto son mayores en las zonas urbanas de la provincia, pues en la ruralidad “esto está normalizándose y naturalizándose de que sean los padres los que inicien sexualmente a las chicas”, explicó.
La Ley orgánica integral para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres tiene como fin prevenir y erradicar la violencia ejercida contra mujeres, así como atender, proteger y reparar a las víctimas de violencia.
Antonio Muenala, sociólogo, aseguró que “esto es alarmante, cifrar estos hechos repudiables en las comunidades es difícil, son las mismas mamás o familia de las perjudicadas las que pasan por alto que sus hijas hayan sido violadas por sus pares, hablamos de complicidad y omisión hasta de algunos presidentes de los cabildos que optan por llevar esto a asambleas como si se tratara de algo sin mayor importancia de la que realmente tiene y se arrogan funciones de juzgadores en estos casos que deben y tienen que ser tratados penalmente”, dijo.
Muenala insistió en que “el silencio es el aliado y el sometimiento basado en la cultura patriarcal, el machismo y el miedo, impide que se acceda a datos reales y sobre todo a la ayuda que las afectadas necesitan y lo que es más grave es que estas niñas y adolescentes se convierten en replicadoras de ese mal”, agregó.
“Es tu culpa, vos provocaste todo esto”, “mejor no estar diciendo nada, si tu papá se va preso quien más va a ver por nosotros”, “al menos fue tu tío que es conocido, peor otra persona, ya vamos a hablar para arreglar”, son parte de los argumentos que Muenala sostuvo, se han llegado a conocer como justificación a la violencia sexual que sufren las afectadas.
“Sí, suena aberrante es verdad, pero es la muestra de cómo ese machismo arraigado que se mantiene aún sobre todo en los pueblos indígenas obliga a las mujeres a seguir siendo víctimas silenciosas de este y otro tipo de abusos, es ahí donde llegar con educación y prevención se torna vital, los Gobiernos tienen que generar políticas públicas y el destino de recursos para el efecto, pues sólo evocar el 8 de marzo cada año no soluciona nada”, acotó. (MAG)
Secuelas psicológicas en víctimas
Raúl Estévez, psicólogo clínico, dijo que “a menudo los incestuosos son dictadores domésticos y no siempre son detectables, estos manipuladores en su mayoría se aprovechan del cariño de sus hijas e hijos, las víctimas pueden sentir afecto por su depredador, más no por lo que les hace creando este primer choque mental.
El incesto destruye las bases de la personalidad de un niño, lo cosifica, pierde sentido de independencia, amor propio, yo diría que es un asesinato psíquico que parte de la traición, porque al final entienden que su propia sangre los traicionó, lo que desencadena en trastornos de personalidad, trastornos de comportamiento alimentario, suicidio, es realmente grave y donde se necesita una intervención oportuna del Estado con recursos y estrategia”, manifestó el especialista.