Ambateños que cambiaron la historia

Hermelinda Urvina fue la primera mujer sudamericana en obtener la licencia de piloto en una escuela estadounidense.

Varios son los personajes que nacieron en la ciudad y que destacaron gracias a su talento e inteligencia.

Ambato tiene hijos ilustres que han destacado en la historia del país por el legado y los aportes a la ciencia y el arte, nombres que en ocasiones los pronunciamos todos los días, e incluso se encuentran en parques y avenidas, pero no conocemos su obra.

Desde la creación del cantón varios han sido los hombres y mujeres que dejaron el nombre de la ciudad en alto, personajes que con su ingenio y habilidades labraron un camino para los ambateños y ecuatorianos.

Nombres tan conocidos como Juan León Mera o poco nombrados como Misael Acosta Solís merecen más que la construcción de una estatua, es necesario un recordatorio permanente de su legado y saberes.

Incluso los mismos tres Juanes se han quedado solo en nombres y hemos olvidado su legado, si no basta con preguntarnos: ¿cuales son las obras de Juan Benigno Vela?, ¿Qué aprendimos de los escritos de Juan Montalvo?, ¿Cuál es la estrofa que no cantamos del himno que escribió Mera?

Aquí hacemos un repaso por los nombres y obras de los ambateños que aportaron a la ciudad y al país.

 

Montalvo, el pensador rebelde

Polemista, pensador y orientador de la política del Ecuador, en su tiempo se lo consideraba como una de las mentes más brillantes de América, de los escritores más sobresalientes por su estilo.

La figura de Montalvo desde su madurez estuvo entre el mito de quienes lo admiran y el odio de quienes lo consideraban un crítico mordaz que se había ganado el respeto de los intelectuales en toda Sudamérica y parte de Europa.

Nació el 13 de abril de 1832, su padre fue Marcos Montalvo un hombre partidario de la independencia de las colonias, fue parte del movimiento de independencia del 12 de noviembre de 1820 y estuvo en la posterior batalla de Huachi.

Juan Montalvo creció en Ambato, asistió a la escuela del maestro Romero y luego a la escuela que fue creada por Juan José Flores, a los 14 años fue llevado a Quito por sus hermanos, para que continuara sus estudios en el Convictorio de San Fernando entre 1846 y 1848.

Se graduó de maestro de filosofía, ingresó a la carrera de Jurisprudencia y salió al segundo año para acogerse a los estudios libres y autoeducarse.

Desde 1853 se dedicó por completo a la lectura, regresó a Ambato y se concentró en leer a los grandes autores griegos, este periodo lo pasó entre su quinta en Ficoa y la hacienda Puntzán en Baños.

Fue mucho el tiempo que dedicó a su autoeducación, incluso aprendió francés, italiano e inglés para poder leer a varios autores que a él le importaban.

Sus artículos políticos, literarios y poesías románticas de aquel tiempo los publicaba al diario La Democracia que dirigía su hermano en Quito, estos los firmaba con su anagrama ‘Tomanvol’.

En 1857 gracias a las amistades de sus hermanos fue nombrado como agregado civil a Italia, lo que fue aprovechado para nutrirse de cultura y visitar museos, ruinas y varios países, algunas de estas historias y escritos se encuentran en su libro ‘El Cosmopolita’.

Francia siempre tuvo un lugar importante en su vida, pues pudo relacionarse con varios intelectuales de la época, perfeccionar el idioma y empaparse de ideas políticas.

En 1869 ante la declaratoria de García Moreno como dictador sale de Ecuador y se refugia en Ipiales, pues siempre fue crítico con este gobierno y decidió evitar ser blanco de amenazas y retaliaciones.

En estos años sufrió en el exilio, pero siempre estoíco y con esa actitud que lo caracterizaba. En esta época escribió ‘Geometría Moral’, ‘El Dictador’, ‘El Descomulgado’, ‘Fortuna y Felicidad’, ‘Judas’, ‘Capítulos que se le Olvidaron a Cervantes’ y  ‘La Dictadura Perpetua’.

Para el historiador Gerardo Nicola López, Juan Montalvo es el hombre que sacrificó toda su vida, su bienestar, el cariño de su familia, por amor a su pueblo, por amor a la patria. Pero su patria no comprendió su sacrificio.

‘Siete tratados’ fue el libro que le dio cierta comodidad económica, debido a la fama que alcanzó en los países que hablaban español, pero que en Ecuador fue prohibido por el arzobispo Ignacio Ordoñez.

Montalvo falleció en París, pero en correspondencia con su hermano cuenta que daría todos los años que ha pasado en Europa por cuatro días en Ambato. El 17 de enero de 1889 dejó de existir, vestido con su frac negro partió hacia la eternidad.

Mera, el legado del arte

Juan León Mera nació el 28 de junio de 1832, en la casa de su abuelo Juan Manuel Básconez, en las calles que ahora se llaman Mera y Bolívar y en donde aún se conserva una placa que recuerda este suceso.

Sobre su juventud en Ambato escribe en su autobiografía: “Era yo un muchacho de aspecto melancólico, agrio de genio y bastante huraño. Este ser triste e infeliz, para quien parecía que guardaba el porvenir otra cosa que una vida vulgar y un sepulcro donde vida y nombre se sumirían para siempre”.

Juan León Mera fue autodidacta educado de niño en su quinta de Atocha, su tío Nicolás Martínez fue una gran influencia en sus conocimientos, pues cuando regresaba a Ambato pasaba con él, le enseñaba a leer y escribir y le prestaba sus libros que traía de la Universidad.

Mera fue concejal, diputado y senador por varios periodos, fue representante de la provincia de Tungurahua en 1861, aquí luchó por la abolición de la pena de muerte y la libertad absoluta de la imprenta.

Mera fue un colaborador cercano de la religión católica, donó incluso parte de sus terrenos para la construcción de un seminario en Atocha, también fue amigo de García Moreno.

En 1861 salió a la luz su obra ‘Virgen del Sol’, con esto Mera trató de demostrar que con lo que hay en el país se puede crear grandes obras, aquí también incluyó palabras, escenarios y costumbres propias de la cultura de los pueblos ancestrales.

En 1865 se le encargó escribir el Himno Nacional, Nicola López explica en la biografía escrita sobre Mera que la letra tiene varias frases que se consideraron hirientes para España, debido a que en esa época este país trato de reconquistar Perú y Chile, atacándolos, lo que explicaría el contexto en el cual se escribió el himno. En 1886 el embajador de España propuso el cambio del himno, lo que molestó a Mera y renunció a las dignidades que instituciones de ese país le concedieron.

‘Cumanda’ es su obra más reconocida, pero también tiene otras obras como: ‘Entre dos Tías y un Tío’, ‘Por qué soy Cristiano’, ‘Un Matrimonio Inconveniente’, ‘Una Mañana en los Andes’.

Mera tuvo varias controversias con Montalvo debido a sus posiciones políticas, pues mientras el uno fue amigo de García Moreno el otro lo criticada severamente, incluso en una de sus cartas con el arzobispo Ordoñez hablaba de la intención de escribir una crítica a las obras de Montalvo para desilusionar a los jóvenes que quieran leerla, también mantuvo varias rencillas con Juan Benigno Vela por diferencias relacionadas a la ideología política.

Juan León Mera falleció el 13 de diciembre de 1894, asistido por el monseñor Federico Gonzales Suárez, sus restos fueron llevados a la Catedral de Quito y por gestión de su nieta Blanca Martínez se los trajeron a Ambato en 1953.

Vela, el brillante periodista

Juan Benigno Vela es uno de los ambateños más notorios en la historia del Ecuador, considerado como un hombre inteligente, gran jurista y excelente periodista, la voz de los derechos y de la educación.

Nació el 9 de julio de 1843 en la casa de sus abuelos en la calle Montalvo y Cuenca, en Ambato realizó sus primeros estudios, graduándose en el  recién creado colegio Bolívar.

En 1863 viajó a Quito para continuar con sus estudios en la Universidad de Santo Tómas. Nicola López escribe que Vela a pesar de sus escasos recursos fue un hombre temple que no claudicó en sus objetivos, que incluso en ocasiones dejaba de comer para comprar libros.

En 1868 terminó la universidad y regresó a Ambato, donde fue el secretario personal de Montalvo, lo que confirmó sus pensamientos liberales y críticos.

Juan Benigno Vela fue un duro crítico de las políticas de García Moreno, por esto el entonces dictador lo mandó a internar en un cuartel. Debido a los padecimientos de su vista lo dejaron que pueda descansar en un área especial, pero García Moreno lo encontró y lo mandó al área de tropa. Nicolás Martínez intercedió por él y logró que García Moreno lo dejara en paz por un tiempo.

Vela fue un periodista mordaz, frontal y crítico de las injusticias, por esto fue perseguido y asediado por políticos conservadores que veían en él un peligro.

En 1888 declaró su pérdida absoluta de la vista, lo que se prestó para que los conservadores y beatas de Ambato dirijan sus burlas y críticas mal intencionadas diciendo que era un castigo del cielo por haber comido carne en viernes santo.

Vela fue un experto jurisconsulto que se ganó la confianza y respeto de personajes como Eloy Alfaro y Juan Montalvo, sus obras son los grandes aportes que hizo a las leyes y Constitución del Ecuador.

Juan Benigno Vela falleció el 24 de febrero de 1920, ahora un parque lleva su nombre en Ambato y una estatua se erige en honor a este gran hombre.

Isaías Toro Ruiz, el historiador

Solía subir por la calle Bolívar dando grandes trancadas y, en su caminar, sin mirar a nadie, parecía que iba haciendo esfuerzo para romper el aire. Llevaba el busto ligeramente inclinado y las manos enlazadas a la espalda, la cabeza estirada hacia adelante, los ojos protegidos por unos espejuelos y, bajo la nariz le titilaba un bigotito”, así es como describe el historiador Gerardo Nicola López a Isaías Toro Ruiz.

Este personaje es de los que hicieron grandes aportes a la ciudad desde la historia, pues es el tercer cronista vitalicio de Ambato.

Isaías Toro Ruiz nació en Ambato el 8 de mayo de 1894 en el sector de La Delicia en la calle Montalvo entre Cuenca y Pérez de Anda, su familia fue conservadora y el vivir el liberalismo resultó en una tortura para ellos.

Toro Ruiz estudió la escuela en el Liceo Juan Montalvo, pero no lo inscribieron en el colegio, pues sus padres consideraban que en la época del liberalismo la educación no servía y terminaba dañando a los jóvenes.

La familia llegó a la conclusión de que debido a su excelente caligrafía lo mandarían como escribiente, para ello hablaron con el escribano Juan Cadena, es aquí en donde comienza a rodearse de testamentos y documentos del pasado, abriéndose su afición por la historia.

Fue designado como escribano de Salcedo, esto resulta importante debido a que le permitía estar cerca de los archivos de Ambato, Latacunga y en el Archivo Nacional, acercándole a documentos desde donde extrae la historia que publica en varios artículos y libros.

‘Ambato en 400 años’, ‘Don Simón Bolívar en Ambato’, ‘Monumentos Lápidas y Lugares históricos de Ambato’, ‘Ambato Colonial’, ‘Actores del Doce de Noviembre de 1820’, entre otras publicaciones forman parte de su legado.

Isaías Toro Ruiz falleció el 18 de agosto de 1982, sus obras son importantes para quienes gustan de la historia.

Urvina, la primera mujer aviadora

Hermelinda Urvina Mayorga de Briones, nació en Ambato el 26 de septiembre de 1905 en las calles  Bolívar y Quito, corazón del barrio El Español, en la casa de su padre don José Belisario Urvina Lalama.

El 26 de diciembre de 1926, la joven Hermelinda contrajo matrimonio con Rosendo Barzola Briones, comerciante de origen manabita, quien, años atrás, por discrepancias con su padre, había repudiado su apellido y utilizaba exclusivamente el de su madre.

A los pocos meses de su matrimonio la pareja se trasladó a vivir a los Estados Unidos de América, país en el que su esposo residía y en el que Hermelinda obtuvo, el 19 de julio de 1932, su licencia de piloto privado de aviación en la academia ‘Safair Flying School, de Long Island’, después de haber cumplido con los requisitos de entrenamiento, convirtiéndose de esta manera en la primera mujer sudamericana en obtener la licencia de piloto en una escuela estadounidense.

En 1933, Hermelinda voló entre Nueva York y Washington, con escala en Baltimore, acción que fue resaltada en los diarios The Washington Post, Evening Star, Washington Herald, Times y Washington News.

Hermelinda integró la Escuadrilla Panamericana, fue miembro fundador de la Escuadrilla Interamericana, y alternó con las míticas figuras de la aviación femenina estadounidense: Amelia Earhart y Laura Ingalls.

El 26 de febrero de 1937, la autoridad aeronáutica de México le concedió también licencia de piloto privado. En ese mismo año asistió como invitada especial al homenaje que, West Point dedicaba a su exalumno y en esos momentos embajador del Ecuador en Washington, Colón Eloy Alfaro, donde tuvo el honor de ser el primer piloto civil y la primera mujer en sobrevolar el campo de dicha academia militar.

Todos estos logros llegaron a ser conocidos en Ecuador y debido al deseo de Hermelinda de continuar en la actividad aeronáutica en un avión propio, un diario del país decidió apoyar y genera una campaña para ayudarle a comprar un avión lo que no se cumple, aquí entra de nuevo la figura de Don Rosendo, su esposo, que invirtió todos sus ahorros para adquirir un pequeño aeroplano.

Varias son las hazañas de esta mujer, que supo luchar en una época donde varias actividades estaban reservadas solo para los hombres.

Hermelinda Urvina estuvo en Ecuador hasta 1990, año en el que murió su esposo y se traslada a vivir con su hija Rosario en Canadá, donde falleció el 20 de septiembre de 2008, a la edad de 103 años.

Ana de Peralta, el poder de la lucha

Una de las primeras mujeres que hace tres siglos luchó por sus derechos y se plantó ante una sociedad clasista y machista en extremo fue la ambateña Ana de Peralta, nacida en Huachi.

Hija de un acomodado noble de apellido Velásquez y de una indígena descendiente de la casa de los señores naturales del cacique de Poaló, pero se la conoce con el apellido de su esposo Alonso de Peralta.

Ana de Peralta es conocida como la primera mujer en protestar contra las ordenanzas reales, está en específico la que trataba de diferencias a blancas, mestizas e indígenas en su ropa, negando la posibilidad a que cada mujer elija sus prendas e intentando estratificar a las ciudadanas según su ascendencia.

‘Ana de Ambato’ como se la llegó a conocer organizó a varias mujeres para que en la plaza central de la ciudad salieran vestidas con prendas que según las ordenanzas reales eran de uso exclusivo de las indígenas, varias fueron las que asistieron a este llamado y empuñando tijeras, cuchillos y demás acudieron hasta el centro de la plaza.

Permanecieron así durante cinco días bajo el sol y la lluvia, al sexto apareció el teniente gobernador que intentó persuadirlas para que se retirarán, pero más era la indignación y decisión de las mujeres que terminaron por mandar a la autoridad del espacio.

Esta protesta se conoció en otras ciudades como Quito y Riobamba donde las mujeres siguieron el ejemplo y salieron a protestar, un mes después este levantamiento logró su cometido y se derogó la ordenanza real.

Ana de Peralta está considerada entre las tres mujeres que marcaron la historia del país junto a Manuelita Sáenz y Manuela Espejo.

Misael Acosta Solís, el hombre de ciencia

Misael Acosta Solís fue un naturista, investigador, catedrático y explorador, nacido en Ambato el 16 de diciembre de 1910, sus padres fueron  Eulalio Acosta y Serafina Solís.

De un hogar humilde, su niñez fue dura entre la escases de dinero y los grandes tramos que tenía que recorrer desde Huachi hasta el centro de Ambato al Liceo Montalvo donde lo habían inscrito sus padres, pues se decía que tenía la mejor educación de la época.

El historiador Gerardo Nicola López, quien fue su compañero de escuela y colegio, asegura en sus textos que Acosta gozaba de una memoria envidiable, pues podía aprenderse cifras y textos con solo echar una mirada.

Al graduarse en el colegio Bolívar se inscribió en la carrera de Ciencias Naturales de la Universidad Central, donde se gana el apreció de sus compañeros y profesores que admiraban su calidad humana y dedicación a los estudios.

Fue un explorador incansable de los Andes y ecuatorianos, sus múltiples expediciones y estudios sirvieron para clasificar y realizar nuevos hallazgos en el área de las ciencias.

Ganó reconocimientos tan prestigiosos como el premio ‘Reytemeyer’ al merito de periodismo científico que lo otorga la Sociedad de Prensa Interamericana y el ‘Premio Nacional Eugenio Espejo’.

Fue botánico Forestal del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en donde investigó diferentes especies de los bosques de Ecuador, envió miles de especies a la Universidad de Chicago, Universidad de Michigan y al Museo de Historia Natural de Washintong.

Tiene más de 2 mil 500 artículos y publicaciones a su haber. En sus libros trató diferentes temas sobre asuntos de geografía, flora, taxonomía, botánica entre otros.

Misael Acosta Solís es un personaje de la ciencia a nivel mundial por sus aportes y descubrimientos, exploró por cuenta propia y como parte de misiones especializadas todo el Ecuador, fue miembro de varios institutos y organizaciones de ciencia a nivel mundial.

Acosta falleció el 15 de abril de 1944, pero su legado vive en los miles de textos que escribió y vidas que inspiró desde las aulas y descubrimientos.

Pedro Porras, arqueólogo e investigador

Una de las figuras que resaltan por su labor y descubrimiento en Ambato es Pedro Porras Garcés, arqueólogo, investigador e intelectual. Nació el 23 de junio de 1915 en la calle Castillo y Cuenca.

Sus padres fueron Rosario Garcés y Rosalino Porras, quien fue secretario de Juan Benigno Vela por varios años, al morir su papá la situación económica de la familia empeoró, lo que de alguna forma lo llevó a tomar la vocación religiosa como su vida.

El padre Pedro Porras se encuentra con la arqueología en una temporada de vacaciones en Borja, donde investigaba un asentamiento que resultó ser la antigua ciudad de Cosanga, fundada 400 años A.C y otros asentamientos que le dieron la fama de explorador.

Fue también escritor y publicó los libros ‘En la Frontera’ que contiene cuatro relatos heroicos, ‘Cachi Huañushca’ , basada en leyendas y sucesos del Ecuador hace mil años.

El padre Porras hizo descubrimientos en todo el Ecuador, de estos existen varios artículos donde habla de la cultura Valdivia, Quijos, Panzaleos, uno de sus descubrimientos más importantes es a lo que él llamó ‘La ciudad Sangay’ que da cuenta de un asentamiento de 2 mil años A.C.

Exploró la Cueva de los Tayos en 1978, aquí descubrió una sepultura con mas de 3 mil años de antigüedad con conchas spondilus comprobando la conexión y el comercio entre regiones.

Como investigador fue invitado a varios congresos a nivel mundial, sus descubrimientos y teorías trascendieron fronteras, tiene más de 75 libros escritos.

El padre Pedro Porras falleció el 25 de septiembre de 1990, varios textos y testimonios dan fe del gran investigador y ser humano que fue.