El ají es un alimento básico en las cocinas ecuatorianas, este fruto con forma de pimiento pequeño y colores rojizos y anaranjados se extendió por todo el mundo para sazonar comidas.
Su sabor picante es provocado por una sustancia llamada capsaicina, que genera irritación en el paladar.
Y aunque un consumo masivo de su variante más fuerte puede llegar a generar dolor de estómago e incluso gastroenteritis, el ají cuenta con propiedades analgésicas y anticancerígenas.
Así lo demostró la Academia de Ciencias Médicas de China, que realizó un estudio en más de 50.000 personas y concluyó que los individuos que consumían picante al menos dos veces por semana presentaban una mortalidad un 10% menor que quienes no lo hacían.
El ají, especialmente su variante picante, es un alimento con numerosas propiedades gracias a su alto contenido en vitaminas. Además, más allá de su valor alimentario, administrado en compresas es un remedio para las dolencias articulares al servir de vaso dilatador.
Una de las principales propiedades que se atribuyen a la capsaicina, más allá del ardor de boca, es la de combatir el cáncer. Además, también contiene vitamina C en abundancia que es conocida por su papel a la hora de prevenir la presencia de tumores. (RMC)