El ovo es una fruta baja en grasas que destaca por su alto contenido en agua y minerales como el calcio, hierro, fósforo y vitamina C.
Su consumo es habitual en caso de diarrea y para el tratamiento de inflamaciones. También es diurético, ayudando a eliminar las toxinas que se acumulan en nuestro organismo y a evitar la retención de líquidos.
Ejerce a su vez un efecto antiespasmódico, y su consumo también es habitual para bajar la fiebre alta.
Sus hojas pueden ser utilizadas en el tratamiento de problemas de piel, como salpullido, heridas, inflamaciones o quemaduras.
El contenido en vitamina C que tiene el ovo le da múltiples usos terapéuticos, siendo entre otras cosas muy eficaz para mejorar la reparación de los tejidos de todo el cuerpo.
Su corteza y sus hojas se utilizan para tratar la diabetes, el insomnio, inflamaciones, cólicos estomacales, hemorroides o el paludismo entre otros problemas de salud.
Tiene propiedades afrodisíacas, pero además de sus semillas se extrae un aceite muy bueno para eliminar lunares, verrugas, callos o barros.
El ovo presenta tres colores según su proceso de maduración. Al nacer es verde y va tornándose amarillo, a medida que va madurando se vuelve rojo. (RMC)