<small><tt>Galería</tt></small><hr>‘Endestierro’, sin fronteras

Foto: ‘Reloj de pared’, Kelver Ax.
Foto: ‘Reloj de pared’, Kelver Ax.

La trascendencia del destierro

Emilio Seraquive (Loja, 1981) asegura que las pinturas que cuelga en la Galería Viteri son un intento fallido, quizás pueden verse como un boceto. Esta reflexión, que parecería caer en pesimismo, es un halago a la espontaneidad, al trazo imaginativo de este artista que continúa consolidándose como uno de los referentes más prominentes de su generación.


Cualquiera de sus pinturas tituladas como ‘Psicosis existencial’ y cuadros como ‘Cuarto aparte’ o ‘Vereda roja’ noquean al espectador. Son un duro golpe que, en vez de cerrar los párpados, abre las pupilas de quien los contempla y los confronta con ese caos llamado realidad.
De lo figurativo al esperpento, Seraquive es un retratista de lo urbano y de los seres que lo habitan. De esos individuos ensimismados en el desconcierto de lo cotidiano.


Esta mirada aguda se entremezcla con la travesura. El artista no esconde desde la mancha a su niño interior, ese que le permite ironizar a la infancia como un periodo para nada inocente. Todo esto desde el trazo firme, desde el dibujo como columna vertebral de su obra.


Freddy Guaillas (Saraguro, 1990) es el más joven de los exponentes, pero sus trazos guardan la madurez de sus colegas. Asegura que está en un proceso de aprendizaje, y eso justamente es lo que lo transforma en un artista más atrevido, en un explorador tan incansable y como creativo.


No esconde que su trabajo parte del haber observado una decapitación. Así, a simple vista, se justificaría el que sus personajes sean descabezados. El mérito de su obra radica en que este hecho particular se vuelve universal y desde su pintura planteará profundas reflexiones sobre sucesos universales.


Animales sin cabezas, reses decadentes en medio del follaje, distintas especies copulando, antihéroes –esos de gran astucia- en picada, son la metáfora para debatir sobre los conflictos actuales.


Los colores empleados por Guaillas quiebran los estereotipos de género. Las historias de sus cuadros reflexionan sobre la homogenización humana, el experimentar con animales, los transgéneros, el incesto y las aberraciones sexuales. Así, en este artista no solo predomina la labor cromática de sus pinturas, sino el tono provocador de sus contenidos.


Por su parte, Kelver Ax (Loja, 1985) solo reafirma el apego de sus ‘compañeros desterrados’ por remarcar la importancia de la línea, del pulso del dibujo como sistema operativo del arte.


Desde la saturación de sus trazos, el artista crea una serie de metrópolis, de estructuras donde el ser humano se desenvuelve y donde, curiosamente, la soledad ante su ausencia es desoladora.


Su mirada es panóptica y omnipotente, como la de Dios, como la de los satélites, como el ojo que se asienta sobre el microscopio y desmenuza una célula.


El azar juega en las líneas de Ax. El vértigo de ese espejismo llamado libertad se encuentra en sus formas. No construye ni destruye: su propuesta es la deconstrucción.


Desde el juego de lo macro y lo micro, en sus obras se camuflan los edificios más altos del mundo o una cúpula florentina que se plasman a la par que un taco Fisher: qué es la grandeza, dónde se engranasen medio de una gigantesca estructura, son algunas de las interrogantes que deja en el público este artista que privilegia al instinto. (DVD)

Tome nota
‘Endestierro’ permanecerá abierta hasta mediados de noviembre en Ileana Viteri Galería (Av. González Suárez N31-150, edificio Atrium, en Quito).


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‘Retrato familiar de una vista panorámica’, Freddy Guaillas.
‘Retrato familiar de una vista panorámica’, Freddy Guaillas.
‘Vereda roja’, Emilio Seraquive.
‘Vereda roja’, Emilio Seraquive.
‘Electroencefalograma de Gursky’, Kelver Ax.
‘Electroencefalograma de Gursky’, Kelver Ax.