400 casas del sector de Solanda, en el sur de Quito, tienen afectaciones. Esto se inició en el 2017 y aún la población no obtiene respuestas. Los afectados esperan que les den una indemnización de $50 millones para solucionar su problema.
Solanda, uno de los barrios más densamente poblados del sur de Quito, guarda sorpresas ocultas detrás de sus fachadas aparentemente normales.
Las calles del sector 1 y 2 pueden mentir a los visitantes proporcionando una percepción tranquila, con personas ocupadas en sus negocios y niños disfrutando en el parque, pero basta adentrarse un poco más para descubrir una realidad desgarradora: casas agrietadas y, en algunos casos, la evacuación de familias enteras debido al peligro inminente.
Elsa Bustamante, residente de Solanda, recuerda cómo comenzó todo: «Fue desde que empezó la bulliciosa construcción del Metro. Las casas comenzaron a mostrar señales de deterioro».
Su vivienda es una de las afectadas. Por temor a ser desalojada sin recibir solución, invirtió $12.000 para reforzarla, con 15 columnas. «Todas las paredes estaban separadas por grandes grietas», lamenta.
A pesar de esto, explica que la Empresa Pública del Metro dice que “no existe ninguna relación entre el paso del Metro de Quito y las afectaciones”. Es decir, el recorrido de los trenes por debajo de la capital, según el Metro, no tiene repercusiones en la superficie.
En el 2017 inició la pesadilla
Las casas en Solanda, una comunidad que había resistido terremotos a lo largo de sus 30 años de existencia sin tener novedades, hasta el 2017, según asegura su comunidad, se vio sacudida por un problema que nunca antes habían experimentado.
El desafío comenzó en julio de 2017, cuando la construcción del Metro y la extracción masiva de agua del subsuelo de Solanda generaron fisuras en las viviendas. Con el tiempo, esas fisuras se transformaron en grietas y, para noviembre y diciembre de 2017, las casas comenzaron a hundirse.
Ante esta situación, los moradores de Solanda alertaron a las autoridades, quienes iniciaron un estudio de diagnóstico preliminar, realizado en colaboración con la Universidad Católica, la Politécnica y el Municipio, en mayo del 2018. En este se identificó la succión del agua subterránea como una de las principales causas del problema.
El informe recomendó suspender de inmediato la succión del agua y prohibir el paso de vehículos pesados por la zona, pero estas recomendaciones no se llevaron a cabo por la empresa constructora.
También recomendaron hacer un segundo estudio más especializado, que descubriera las razones del hundimiento.
Para esto, la Secretaría de Seguridad está ejecutando estudios sobre los nexos causales de las afectaciones denunciadas en el sector, afirmando que cada entidad municipal trabaja en diferentes frentes para proporcionar una respuesta integral que garantice seguridad a los moradores de la zona.
Una vez tengan los resultados de los estudios, aseguran que tendrán un panorama más claro de los siguientes pasos a seguir.
El Municipio sigue sin cumplir sus promesas
La comunidad afectada ha pedido que se ejecute una póliza de daños a terceros de $50 millones para compensar las afectaciones a unas 400 casas, de las 9.000 que existen en Solanda.
Las viviendas más afectadas son aquellas alrededor de los dos pozos de agua utilizados para la construcción del túnel del Metro.
Mientras tanto, el contrato firmado en enero de 2023 entre el Municipio de Quito y la empresa GeoGlobal para investigar la situación, que tenía una duración de seis meses, aún no ha arrojado resultados debido a problemas entre ambas partes.
Recién en abril del 2023 empezaron a hacer el estudio. Se espera que en octubre de este año se den los resultados.
Como medida de refuerzo, la ciudadanía asegura que la Secretaría de Seguridad, en el Departamento de Riesgos, ha instalado tablas con pernos en las casas más afectadas para evitar que se sigan derrumbando. Sin embargo, algunos vecinos consideran que estas medidas son insuficientes.
También tuvieron que desalojar a 80 familias afectadas, con la promesa de reubicación por parte del Municipio, algo que hasta la fecha no se ha cumplido. Hasta ahora, solo dos de las 80 familias afectadas han sido reubicadas, lo que ha generado descontento en la comunidad.
Los residentes de Solanda se enfrentan a una incertidumbre constante, ya que las promesas de solución por parte de las autoridades municipales no se han concretado desde 2017.
De las viviendas afectadas, 80 presentan daños totales mayores al 70% del avalúo catastral y 320 tienen daños menores al 70%.
Los habitantes de Solanda esperan ansiosos los resultados del nuevo estudio. Uno de ellos, recomendado por las universidades locales, medirá el impacto de las cinco posibles causas identificadas para que se den las grietas y los hundimientos, mientras que el otro evaluará las posibles afectaciones por las vibraciones del Metro.
A pesar de las adversidades, la comunidad de Solanda sigue luchando por respuestas y soluciones con la esperanza de que, finalmente, se haga justicia y se restaure la paz en sus hogares.
Mientras tanto, las casas agrietadas en este sector de Quito continúan siendo un recordatorio tangible del sufrimiento silencioso de quienes llaman a Solanda su hogar. (EC)
Hasta $12.000 gastó una quiteña en restaurar su casa.
De $50 millones sería la indemnización para las casas afectadas.
Cinco posibles causas de lo que pasa en Solanda, registradas por un primer estudio:
- El paso de vehículos pesados usados por la empresa contratista del metro.
- El nivel freático del suelo.
- Viviendas que tienen más de cuatro pisos.
- Problemas en el sistema de alcantarillado y agua potable.
- Extracción de agua del subsuelo de Solanda para la construcción del Metro.