El socialismo iberoamericano entró en debacle

Varios carteles con la cara del español Pedro Sánchez ardiendo, durante una protesta contra el acuerdo con los separatistas.

La izquierda iberoamericana atraviesa una crisis que puede alejarla del poder en los próximos dos años. En 12 países hay ataques a los derechos humanos, corrupción, falta de gestión, falta de estrategias… La Marea Rosa, finalmente, no es lo que se creía. Conoce más razones. 

ANÁLISIS. Los socialistas no atraviesan por un buen momento en Iberoamérica. Los gobiernos de España, Portugal, Colombia, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Guatemala, Brasil, Chile, Bolivia, Argentina… tienen serios problemas de legitimidad y gobernabilidad.

Incluso, en algunos de ellos, como España, Colombia y Portugal atraviesan por escándalos que han provocado serios cuestionamientos y dudas de la continuidad de esos regímenes.

En el caso de España, Pedro Sánchez ha decidido alborotar a su país al intentar mantenerse en el poder a costa de perdonar delitos a los enemigos de la unidad de su país. Busca perdón para los separatistas catalanes a cambio de una supuesta gobernabilidad que se traduce en votos para ser reelegido como presidente.

Así, se han producido protestas que eran impensables en ese país. Hace algunos años los latinoamericanos se burlaban de las protestas españolas, donde sindicalistas -muy molestos- lanzaban berenjenas. Ahora, por la complicidad de los seguidores del socialismo del siglo XXI y de los separatistas, la Policía ha recibido la orden de reprimir con gases, palos y balas de fogueo a los manifestantes que buscan la renuncia de Sánchez.

En Colombia, nuestro vecino, Gustavo Petro vive una crisis que incluso se resuelve en el ámbito penal. La Justicia de ese país lleva a cabo una investigación por supuestos aportes del narcotráfico a su campaña electoral del 2022. Pero esto no es todo. La violencia ha crecido, los narcos ejercen control absoluto en zonas fronterizas y su plan de paz no camina.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro.

Petro a continuado los diálogos de paz pese a no se detienen los secuestros de los principales grupos narcodelincuenciales, las FARC y el ELN. Algo que no sucedía en el gobierno del expresidente Iván Duque.

Y en Portugal, el socialista Antonio Costa, exprimer Ministro desde 2015, y quien solía ser citado como un ejemplo de líder de esa tendencia, debió renunciar por escándalos de corrupción. Específicamente, por tráfico de influencias y prevaricación en negocios para una transición energética al desbloquear procedimiento para favorecer a empresas de sus amigos.

La izquierda ataca a los derechos fundamentales

Otros países que son liderados políticamente por la tendencia también tienen problemas. Venezuela, Nicaragua y Cuba mantienen sus ciudadanos bajo la bota del comunismo y una represión que ha encendido las alarmas en el continente y en Europa.

Sólo en Venezuela, los organismos de DD.HH. estiman el éxodo de más de 7 millones de ciudadanos de ese país debido a las precarias condiciones de vida.

En Nicaragua hay exiliados, personas despojadas de su nacionalidad, hasta persecución a la Iglesia católica. 223 periodistas huyeron desde 2018, cuando estallaron unas protestas que desencadenaron la crisis política, recogió esta semana la SIP en su informe preliminar sobre la libertad de expresión. El autócrata Daniel Ortega tiene sobre él los ojos de la sociedad civil que defiende los DD.HH. de Iberoamérica.

En Cuba viven la peor crisis de los últimos 30 años. Hay unos 700 presos políticos en prisión, la inflación está fuera de control. La producción cae y hay escasez de productos. Y el régimen castrista no da su brazo a torcer con la propaganda y el miedo.

El líder comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel.

Por ello, los deportistas siguen huyendo. El último caso es de unos 20 atletas que fueron a los panamericanos y huyeron de las comitivas cubanas. Seis mujeres deportistas ya pidieron asilo en Chile.

De Venezuela ni hablar. Siete millones de venezolanos han abandonado el país por las paupérrimas condiciones de vida que ofrece el chavismo, ahora liderado por Nicolás Maduro (con apenas un 13,5% de intención de voto de cara a las elecciones del 2024, según Datanálisis). El salario básico es de $4,5 y la canasta básica es de $388. La última esperanza de ese país es que China los ayude.

En Brasil, Lula da Silva adelanta justificaciones ante el inminente incumplimiento de las promesas económicas, como el déficit cero en 2024. Además, se ha planteado el alza del IVA al 27,5%. Lo que ha provocado un escándalo en ese país.

Alberto Fernández, presidente de Argentina, también tiene serios problemas económicos por la imparable inflación, que encarece a diario los productos de consumo humano, la tecnología, peajes y el combustible. La cifra anual de inflación es de 138,3% y se espera que en los dos últimos meses de este año se dispare.

Chile, el mandatario Gabriel Boric ha soportado manifestaciones en su contra y todo hace prever que el plebiscito de la nueva Constitución, el 17 de diciembre, también le pasara una factura. El voto En contra es mayoritario (57%) y un 47% de chilenos cree que es un fracaso del gobierno. Esto, según varios analistas de ese país, será un golpe a la izquierda que sostiene al Presidente.

El presidente chileno Gabriel Boric.

El mandatario Luis Arce de Bolivia mira a conspiradores en todo lado. Advirtió un golpe de Estado y mira a enemigos en la derecha y en sus propias filas. Esta semana cumplió tres años en el poder, en los cuales a ejercido mano dura con sus críticos, incluida sociedad civil, medios y periodistas, incluso utilizando la Justicia. La SIP, en esta semana, recordó el cierre de medios, como Página Siete que fue permanentemente acosado por el régimen.

Los excandidatos correístas Luisa González y Andrés Arauz.

En Ecuador, el socialismo del Siglo XXI representado por el correísmo perdió las elecciones presidenciales, la segunda vez en dos años. Esto pese a un feroz ataque al gobierno de Guillermo Lasso.

La bautizada ‘Marea Rosa’ está bajando. (JC)

La crítica situación de la libertad de prensa se pone en evidencia en la Asamblea de la SIP