Sobrevivientes del aluvión de La Comuna relatan cómo se han levantado tras cumplirse un año de la tragedia

SÍMBOLO. Los moradores de La Comuna esperan que el Municipio les de permisos de construcción para levantar de nuevo la cancha.
SÍMBOLO. Los moradores de La Comuna esperan que el Municipio les de permisos de construcción para levantar de nuevo la cancha.

El recuerdo del aluvión de La Comuna sigue latente. Fueron 29 vidas las que se perdieron un 31 de enero de 2022. Los sobrevivientes de la tragedia relatan cómo siguen su día a día, pese a las marcas físicas, emocionales y psicológicas que arrastran desde entonces.

El recuerdo es permanente. Cuando llueve, una sensación de miedo invade el cuerpo de Gonzalo Ramírez y María Ganchala. Ellos son sobrevivientes del aluvión que el 31 de enero de 2022 le costó la vida a 29 personas.

Ambos moradores del barrio La Comuna cuentan que tras ser arrastrados por el lodo, el agua y los escombros presentan afectaciones en su salud. Ramírez tuvo que ser operado varias veces de sus piernas. Ahora, ya no puede jugar al ecuavoley. Es albañil y en su trabajo tampoco puede hacer mucha fuerza. “Todavía estoy en espera que me operen la rodilla izquierda, ya me operaron la derecha. Todo el proceso lo ha hecho el Patronato San José y estoy muy agradecido”, dice.

Él estaba jugando en la cancha del barrio, que fue el epicentro de la tragedia. “Llevamos toda una vida de ejercer el deporte”, dice Ramírez, mientras muestra como han vuelto a improvisar la cancha que se destruyó y que tenía 40 años. “Hemos querido levantar algo que ya teníamos, pero el Municipio no nos da los permisos de construcción. Quisiéramos volver a levantar la cancha, en honor de los que fallecieron, para que no pasen al olvido”, comenta, mientras señala un cartel colocado en un costado de la cancha. Allí están los nombres y las fotos de familiares, amigos y vecinos que murieron tras el aluvión que arrastró 16.000 metros cúbicos de lodo y escombros.

No dejarán su hogar

María Ganchala intenta contener las lágrimas al recordar el fatídico día. Ella fue arrastrada por el lodo, al igual que su esposo y su hija, Melany Panoluisa. “Cuando me llevaron al hospital yo sufría por mi esposo porque ya somos mayores y pensé que pudo ser el más afectado. Pensaba que mi hijita, por ser joven, tal vez no tendría mayores daños”.

Sin embargo, la adolescente no sobrevivió. Melany Alejandra Panoluisa Ganchala estudiaba en la Unidad Educativa Municipal Fernández Madrid y ese día volvía del curso preuniversitario. Estaba en la puerta de su casa, a punto de ingresar, cuando el lodo y los escombros se la tragaron.

Desde entonces, los días son tristes para Ganchala, quien cuenta que la asistencia psicológica que les brinda el Municipio le ha ayudado, aunque la pérdida de su hija dejó una herida imposible de sanar para ella y su familia.

Daniela Panoluisa, hermana de Melany, recuerda que tras tocar el timbre de la casa, su hermana empezó a gritar y no la volvieron a ver hasta que su cuerpo fue hallado en medio de los escombros. “Pensamos que era un terremoto, entonces subimos a los pisos altos”, comenta.

Daniela dice que no consideraron salir del barrio. Para restaurar el cerramiento de su casa han invertido cerca de $8.000 y han tenido otros gastos, pues también perdieron un carro y “la vida de mi ñaña que no tiene precio”.

“Siempre nos preguntan por qué no salimos de este barrio. Pero aquí no está solo nuestra casa, sino nuestro hogar. Mis papis trabajaron mucho para construir esto y que todos podamos vivir aquí y estar cerca”, comenta. (AVV)

La quebrada sigue causando miedo

Más de 650.000 dólares ha destinado la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps-Agua de Quito) para las labores de remediación en la quebrada ‘El Tejado’, tras el aluvión.

Los trabajos de desalojo de material se extendieron hasta agosto y a la par se ejecutaron obras de mejoramiento de la infraestructura de captación.

En total se evacuaron 9.000 metros cúbicos de lodo, rocas y material vegetal en la captación, así como la limpieza y desobstrucción del sistema de alcantarillado en los sectores aledaños a La Comuna y La Gasca.

Parte de este trabajo fue posible por la cooperación no reembolsable de 100.000 dólares de la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina.

Susana Edjang, representante del organismo en Ecuador, indicó que este financiamiento ha permitido paliar la situación humanitaria provocada por el aluvión.

Daniela Panoluisa dice que si bien se hacen trabajos ahora es penoso que hayan tenido que morir 29 personas para que el Municipio “haya venido a cambiar las cosas”, dice.

Clemencia Ortiz vive en la Comuna hace 40 años y dice que ha sido un año lleno de pena y preocupación. “Todavía estamos en peligro porque en la quebrada arrojan basura todo el tiempo. En este mes se empozó el agua y vino el Municipio y se llevó, pero viene gente y bota hasta muebles. Nosotros corremos peligro todavía”, agrega.

29 personas murieron tras el aluvión que afectó a La Comuna y La Gasca.