‘Reducir la desnutrición crónica infantil debería ser una política de Estado’

Toma de medidas antropométricas en el Centro de Desarrollo Infantil “Manantial de amor” en la parroquia La Merced en Quito. Cortesía de Adhara Erazo.

La reducción de un 3,5% en los casos puede significar un mejor futuro para los niños ecuatorianos solo si esta problemática se trata de forma integral, sostienen especialistas en salud.

“Reducir la desnutrición crónica infantil no debería ser un plan de gobierno sino una política de Estado”, afirma Mónica Inca, nutricionista del Hospital José Carrasco Arteaga, ubicado en la ciudad de Cuenca, en la provincia del Azuay.

Su llamado de atención lo hace a propósito de que el 30 de noviembre se conmemora el Día Nacional de la Lucha Contra la Desnutrición Crónica Infantil (DCI).

Aunque el índice de DCI se redujo en 3,5%, según las cifras del Gobierno, Inca considera que este avance significará un mejor futuro para los niños ecuatorianos solo si la DCI trasciende la esfera de la salud.

El presidente de la República, Guillermo Lasso, informó que en sus 28 meses la DCI pasó del 23,6% al 20,1%, liberando a 20.000 niños menores de 2 años y 60.000 menores de 5 años de esta problemática.

Esas cifras de han logrado gracias al Plan Estratégico Intersectorial para la Prevención y Reducción de la Desnutrición Crónica Infantil, que consiste en la entrega de bonos y controles prenatales desde el periodo de gestación hasta los 2 años de edad.

A pesar de que el plan logró reducir la cifra significativamente, expertos como Inca recuerdan que la raíz del problema radica en las desigualdades económicas, sociales y políticas.

Calidad del agua

Un problema que se relaciona no solo con la DCI, sino con la salud de los menores en el país tiene que ver con la calidad del agua que llega a los hogares.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 36,7% de los niños consume agua contaminada con E.coli, una bacteria que vive en el intestino.

La zona donde predomina la contaminación del agua es en la Amazonía rural con un 74,9%.

Mónica Inca relata una de sus primeras experiencias al trabajar con comunidades de esta región, donde hay problemas graves de desnutrición y de acceso a agua segura.

El viaje se realizaba por una ruta primitiva; primero en un pequeño carro por una hora, luego a caballo con un local por tres horas y, finalmente, en barca por otras tres horas.

“Apenas llegué, ellos no querían que yo me sienta mal o diferente, me traían baldes de agua a kilómetros de su casa para que yo me pueda bañar”, narra Mónica.

Esa falta de servicios básicos y de control gubernamental sobre la calidad del agua, justamente, crean una brecha social y ponen en riesgo el futuro de los niños, añade Patricio Inca, especialista en Salud Pública.

DCI afecta al 23,8% de niños con madres adolescentes

Según el INEC, la DCI también prevalece en niños cuyas madres tienen entre 15 y 19 años con un 23,8% y un 15% en madres entre 30 y 34 años.

Sobre este punto, Lasso informó que al momento 62.000 madres se benefician del Bono Infancia con Futuro, que consiste en cuatro bonos que suman un total de $1.980 desde el periodo de gestación hasta cumplir los 2 años.

“El bono sí resuelve momentáneamente la escasez de recursos, pero no resuelve la problemática de estos niños a futuro ya que probablemente estas madres no tendrán acceso a oportunidades laborales”, comenta Alejandra Pérez, nutricionista.  

Más del 20% de niños en pobreza padecen DCI

La Encuesta Nacional sobre Desnutrición Infantil (ENDI) reveló que esta problemática afecta en su mayoría a más zonas rurales en comparación con áreas urbanas. En el 20% de los hogares más pobres, el 23,7% de los niños padece desnutrición, mientras que en el 20% de los hogares más ricos, la DCI afecta al 15,1%.

Es así como un menos que nace en una familia de escasos recursos corre un mayor riesgo de padecer desnutrición, lo que obstruye sus oportunidades de desarrollo.

“Estos niños tienen menor desarrollo cerebral, a veces no terminan el colegio, no logran tener un buen trabajo y luego los lleva a la pobreza”, confirma Mónica Villar, nutricionista pediátrica.

Limitaciones de los centros de salud pública

La Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil informó que a partir de la aplicación del Plan Estratégico Intersectorial para la Prevención y Reducción de la DCI se incorporaron 1.726 profesionales de salud en las 728 parroquias ubicadas en la Sierra Centro y Amazonía.

“Suelen abrir 10 o 15 plazas y vuelven a cerrar… además se necesitan más nutricionistas en los profesionales de salud que implementaron en el plan estratégico”, expresa María Belén Ocampo, nutricionista pediátrica. 

Dentro del plan existen diversos actores de salud como médicos generales, pediatras, médicos rurales, enfermeras y nutricionistas zonales. Aunque un equipo de salud integral es necesario para combatir la DCI, los nutricionistas deben ser los pilares fundamentales de aquel grupo.

Los esfuerzos del Gobierno, como los bonos y los controles prenatales son una buena iniciativa, pero la DCI requiere acciones más amplias debido a sus raíces políticas, sociales y económicas.

La desnutrición crónica infantil está presente tanto en el sector rural como urbano, pero ¿qué pasa con aquellos niños que están a más de 10 horas de la civilización? ¿Quién vela por ellos? Alejandra Peréz enfatiza que el personal de salud debe realizar viajes a comunidades aledañas para asegurar un mejor futuro para todos los niños ecuatorianos.

LAHORALAB-USFQ: Adhara Erazo