Un hombre que cambió su chip

“De un momento a otro me tocó cambiar de chip. Me quedé sin ‘camello’ y a mi esposa le dieron un ascenso en el suyo.

Con una hija pequeñita, nos sentamos y decidimos que yo me ocuparía de todas las vainas de la casa”. Esteban Zamora, 39 años, explicó que, antes del cambio de roles, él no se comprometía a compartir responsabilidades con su esposa.

Desde hace tres meses, entre errores y temores, ha ido desempolvando sus viejas habilidades en la cocina; y le ha ido cogiendo el tino al cuidado de su pequeña Andrea.

Si bien esas labores siguen siendo mayoritariamente femeninas (646.588 personas), la crisis ha hecho que cada vez más hombres asuman roles que, en muchos casos, les eran completamente ajenos. Y más del 50% de los 153.000 hombres que hacen labores del hogar están en los rangos de edad entre 25 y 50 años.

El ascenso de Jéssica vino con aumento de sueldo; pero también con viajes constantes entre Quito y Ambato. Esteban se convirtió en “amo de casa” y, cuando tiene un poco tiempo, lee cosas en internet sobre administración y negocios.

En medio de la pandemia, el empleo no remunerado en los hombres creció un 32%. Así, se pasó de 259.861 a 342.095 personas. De ese total, el 45%, es decir, un poco más de 153.000 son ecuatorianos que han asumido las labores del hogar, sin ningún tipo de ingresos.

Esteban trabajó durante 10 años como supervisor en una fábrica textil. Ahora, que está en casa, sigue soñando con establecer un pequeño negocio; tal vez una ferretería o una tienda de abarrotes. No hay plazos ni fechas específicas, aunque no pierde el ánimo.

“Estamos pagando la casita y antes tuvimos que ayudar a mi suegra con unos gastos médicos. Tratamos de economizar e ir juntando un poco de platita para ir saliendo de deudas; y luego sí pensar en el negocio”, añadió.

En una sociedad machista y “cuadrada en términos mentales”, Esteban reconoce que los prejuicios que él mismo llevaba en su cabeza le afectaron al inicio. Sin embargo, la sonrisa de su hija, y todo lo que aprende cada día con ella, le han abierto una nueva sensibilidad, una nueva forma de estar en el mundo. En un futuro, se ve compaginando su emprendimiento con el cuidado de su pequeña.

“La vida es de momento; de subidas y bajadas. Siempre se aprenden cosas y se crece un poquito como persona. Me enorgullece que la Jéssica tenga mejor puesto y sueldo; eso no me hace menos hombre. Mis sueños de emprendimiento siguen fuertes”, concluye.