Un ‘súper papá’ cobija a sus cuatro hijos

Desde que era un adolescente, Byron Ernesto Moya Gálvez soñaba con ser padre; pero no fue hasta después de los 50 años cuando el primero de sus cuatro hijos nació.

Recordar ese día hace que su voz se quiebre y sus manos emulen la primera vez que tuvo un bebé entre sus brazos.

El hombre de 80 años habla con profunda paz sobre el momento en que se convirtió en papá soltero de Byron, de 31 años; Elizabeth, de 29; Saúl de 27; y Mishell, de 25.

No profundiza sobre los motivos por los que la madre de sus pequeños se fue. La verdad no importa, está orgulloso de que sus “cuatro fabulosos seres humanos”, como los describe en más de una ocasión, tengan un corazón sin rencores.

“Sin Dios no habría tenido tanta lucidez para poder sacarlos adelante”, relata con su particular dulzura, Byron –que educó a todos sus hijos en escuelas particulares católicas–  a través de su trabajo como artesano. Él hacía carteras, mochilas y, antes de que su salud se debilite, diseñaba canguros para bebés.

De los niños destaca su inocencia y recuerda con humor la edad en que hacen muchas preguntas y los padres deben estar dispuestos a responder con amabilidad, que dice, es la mejor manera de educar.

Su labor como padre le resultó sencilla, pues dice que heredó la dulzura de su madre; de su padre sabe poco, no se crió con él.

Y aunque no faltaron dificultades “uno sabe que tiene tras de uno a Jesús, como una fuente de alegría”. Byron no se queja. Habla de su paternidad con entusiasmo, con alegría dice que él fue Abraham –el personaje bíblico que ansiaba tener un hijo y lo fue en la ancianidad–. Según la Biblia, Abraham significa ‘padre de multitudes’.

Hoy, la labor de ‘sùper papá’ se refleja en sus hijos, todos profesionales, atentos y cariñosos. Byron, a quien llama ‘balito’, es ingeniero. Elizabeth es doctora. Saúl trabaja en una conocida cadena de restaurantes y Mishell estudia medicina. Y aunque eso lo llena de orgullo, le satisface más saber que crió buenos seres humanos.

“La vida es justa, la vida le da a uno, lo que uno de a la vida”, menciona Byron, quien tiene cientos de historias para contar sobre sus pequeños. Dice que el tiempo pasó rápido, tanto que ya es abuelo. Su hijo mayor dice que la paternidad le ha permitido reconocer de mejor manera lo que hizo su papá. “De pequeño no te das cuenta. Yo le admiro a mi papá”.

Byron no niega que su historia se repita en otros hogares, pero no siente necesario juzgar a nadie. Su corazón solo tiene espacio para seguir pendiente de sus hijos, “Cada uno tiene su sitio en mí, afirma. Sería muy largo conversar de cada uno con sus cualidades. Gracias a la vida, dice la canción”, finaliza y su hijo sube el volumen de uno de sus temas favoritos. (AVV)

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