En la Comuna viven con un constante terror a los aluviones

RIESGO. Túnel de La Comuna por donde se acumuló agua y lodo del aluvión.
RIESGO. Túnel de La Comuna por donde se acumuló agua y lodo del aluvión.

El barrio La Comuna siente miedo. Los habitantes que fueron afectados por el último aluvión aseguran que llamaron al ECU-911 dos horas antes del evento. Cuestionan a las autoridades por falta de soluciones ante las pérdidas. 

En La Comuna, el barrio que fue afectado por el aluvión, ubicado al noroccidente de Quito, se siente el terror.

Los moradores temen que llueva y que otro desastre natural pueda pasar. Tampoco quieren que los niños salgan al parque o a la cancha de básquet que está cerca de la torre de capacitación que colapsó tras el aluvión del 2 de abril de 2024.

Esta vez, en esa zona no hubo muertos ni heridos, pero en su memoria todavía está presente la tragedia del 31 de enero del 2022 cuando 29 personas del sector murieron a causa de otro aluvión.

Calle abajo, por la Fulgencio Araujo, a unos 200 metros, pasando por un angosto túnel para carros, precisamente está el punto de la tragedia del 2022: una pequeña cancha de ecuavoley. Allí fallecieron sus vecinos, pero esta ocasión solo hubo daños materiales en el barrio.

Por esa misma calle, más allá de la cancha de ecuavoley, se pueden observar las viviendas y edificios que sufrieron las mayores afectaciones de la última caída de lodo.

Un edificio construido recientemente fue uno de los más perjudicados, ya que el muro del estacionamiento subterráneo se derrumbó.

Este 4 de abril, los vecinos todavía limpiaban el lodo de sus patios y retiraban las pertenencias de sus casas. Otros lamentaban la pérdida de cosas materiales, como los automóviles que estaban parqueados afuera y eran el centro de su economía familiar ya que los usaban para transporte privado.

Nueva pesadilla

Karla Piña, quien tiene 40 años, vive con su esposo junto al parque infantil, donde el agua llegó con gran fuerza. Su casa es de tres pisos y está junto a un taller de cerrajería y una pequeña tienda. Ambos negocios son su fuente de sustento

Ella asegura que a las 11:00, dos horas antes del aluvión, los vecinos avisaron por el chat comunal que el río estaba creciendo. Además, llamaron al ECU-911, pero nadie los auxilió.

Su casa resultó afectada en 2022, pero luego de eso reforzaron el muro. Esta decisión evitó que su vivienda y su negocio sufrieran daños. No obstante, Piña asegura que viven con miedo porque la cerrajería se encuentra justo al lado de la quebrada.

Marcos Carvajal, quien vive con su esposa e hijos en una casa junto al parque, contó que la única persona fallecida en el último aluvión era su amigo.

Aseguró que luego de la tragedia de 2022 también reforzó las paredes de su vivienda para evitar daños en su casa. Explicó que el terreno se lo heredó su madre y por eso él construyó su casa. Pero ya está pensando en vender la propiedad e irse a otro sector más seguro. “En cualquier momento va a pasar otra cosa peor, y por mis hijos creo que no es necesario pasar por más”, dice el vecino quien ha vivido 49 años en el barrio.

Marcos recuerda que, desde que tenía 9 años, nunca pasó algo como lo de 2022. Cree que esto sucede por la falta de mantenimiento de las torres de captación, la deforestación y las construcciones ilegales. Además, asegura que no ha visto que las autoridades realicen mantenimiento adecuado desde la época invernal de 2023.

Las pérdidas exasperan a los habitantes

Adriana Yépez, quien vive desde hace 17 años en el barrio, explicó que el aluvión fue bastante impactante y fuerte. En 2022 el agua con lodo y troncos no pasó por su calle, pero en esta ocasión sí ocurrió.

De hecho, en su edificio se registraron serios daños materiales. Ella perdió su automóvil con el que le servía como fuente de ingreso familiar. Explicó que el Municipio les informó que en el caso de los autos no cubrirán los daños y que se contacten con sus aseguradoras. Pese a que les prometieron el servicio de grúas, está les cobraba $45 por el servicio. “¿Qué tipo de ayuda es esa? Esto es una burla”, dijo.

“El Alcalde, los concejales y secretarios solo llegan a tomarse fotos, y nada más”, se quejó con impotencia e insatisfacción hacia el trabajo municipal. “Si usted me pide una calificación al Municipio, yo le pongo cero”, dijo.

David Díaz, otro morador, dice que el Municipio ofreció un “montón de cosas”, pero en la práctica no cumplió. Explicó que él estaba dentro del carro cuando bajó el aluvión y que le arrastró hasta el fondo de la calle. “Por suerte, físicamente no me pasó nada, pero ¿qué pasa en la parte económica?”.

Aseguró que el Alcalde dijo que iba a delegar a una persona para hacer los trámites de los seguros, pero nadie ha llegado.

Karla Santacruz otra afectada, compró un departamento en un edificio nuevo, ubicado al final de la calle Fulgencio Araujo, la más afectada por el aluvión. El estacionamiento subterráneo terminó inundado. Pero la presión hizo que una de las paredes cediera. Su vehículo fue arrastrado 15 metros abajo y quedó varado en el patio de una casa que se encuentra detrás del edificio: En esa vivienda, afortunadamente, no estaban sus habitantes.

Aseguró que el subsuelo del edificio se perdió totalmente. Ayer, mientras retiraban sus enseres llenos de barro de las bodegas, agradeció que ella y su pequeño de 2 años estaban en el segundo piso del edificio, cuando llegó el aluvión.

Según el Municipio, el 80% de los efectos inmediatos del aluvión fueron mitigados. Para ellos, uno de los logros ha sido la limpieza de los frentes 1 y 2, los cuales se encuentran más cercanos a la zona cero del desastre. Además, informaron que por un desfogue controlado, se ha logrado disminuir el nivel de agua en la represa Rumipamba. 

En El Tejado están desalojando el lodo para poder reducir su nivel. Aseguraron que se han brindado 36 atenciones médicas, con un enfoque especial en la salud mental de los afectados. (EC)