Los roles de género limitan su desarrollo y les quita horas de ocio, para obligarlas a atender el hogar y a los hermanos. Cada 11 de octubre se conmemora el Día de la Niña.
Betty tiene 9 años de edad y cuando llega de la escuela ni siquiera tiene tiempo para quitarse el uniforme, como lo hacen sus dos hermanos.
Mientras los varones se cambian, ella calienta la comida, pone la mesa y los tres comen juntos, “porque mis papás trabajan mucho”, dice la menor.
Cuando terminan de almorzar, los varones hacen sus deberes escolares, salen a jugar o ven la televisión. Lo hacen mientras Betty recoge la mesa, lava los platos y limpia la cocina.
Ella es una de las tantas niñas obligadas a hacer trabajo doméstico, explica Catalina Vaca, líder de Programas de Desarrollo en Plan International Ecuador, al señalar que esto representa un retroceso de derechos de las niñas que aún “nacen con roles de género asignados”.
“Conforme la edad, las niñas comienzan haciendo ocho horas de trabajo en su casa, con labores sencillas como limpiar los polvos o poner la mesa. Después, asumen roles de cuidado que son más riesgosos como cocinar, recibir a sus hermanos del colegio, ayudarles a hacer las tareas. Las niñas terminan trabajando 18 horas a la semana”, señala Vaca, basándose en datos recopilados en el estudio ‘La realidad del trabajo doméstico de niñas y adolescentes en Ecuador’.
Un día para recordar
En 2012, la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró al 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña, con el objetivo de apoyar a todas las menores del mundo en defensa de sus derechos.
Bajo este marco, Vaca dice que es necesario entender el impacto en el desarrollo de las mujeres, cuando sus infancias se ven truncadas por las brechas de género y bajo el patrón cultural de “atención y servicio al hombre”. De hecho, el tiempo que los varones dedican a las tareas del hogar no alcanza ni un 30%, comparado al 60% del empleado por las niñas.
Autoestima y desarrollo
Así como los varones, las niñas requieren tiempo para socializar. “Al asumir responsabilidades del hogar, también incide en su baja autoestima y en su poca capacidad de a futuro ser autónomas. Salir con sus amiguitas también les da autonomía y la causa consecuente muchas veces es abandonar los estudios”.
El crecer en estos contextos provoca que el proyecto de vida de una niña se vea encaminado a casarse o tener hijos “muchas veces sin completar sus estudios”.
Niñas madres
“La relación entre embarazo adolescente y deserción escolar está muy relacionado”, dice Vaca. Esto preocupa a los organismos, pues Ecuador sigue siendo el segundo en la región con la tasa más alta de embarazo adolescente.
Según el Ministerio de Salud, en 2022, De los 53.847 embarazos adolescentes, 3.386 fueron de niñas de 10 a 14 años.
Educación sexual
Un análisis realizado por Plan Internacional en Sucumbíos, Carchi, Chimborazo, Cotopaxi, El Oro, Guayas, Imbabura, Manabí y Pichincha, con 1.200 mujeres menores de 18 años, determinó que el 60% de las encuestadas tuvo su primera relación sexual entre los 14 y 16 años, pero solo el 31,2% conocía sobre los métodos anticonceptivos.
Esteban Rosales, ginecólogo, señala que la educación sexual se ha estancado. “Padres y educadores quieren promover el tema de la abstinencia. Es más, casi que la exigen y eso hace que los jóvenes que deciden iniciar su vida sexual no tomen o no sepan las precauciones del caso”.
Rosales explica que una educación sexual de calidad debe contemplar criterios de género, diversidad, placer y salud sexual y reproductiva. (AVV)
“Los hombres son criados de otra forma en Ecuador. Ellos pueden salir a la calle, salir con sus amigos. Mientras que las niñas son las que se quedan a cargo del hogar. Son las que tienen que servirles a sus hermanos, lavar los platos. Ahí se mantiene ese patrón cultural de atención y servicio al hombre”.
Catalina Vaca, líder de Programas de Desarrollo en Plan International Ecuador.