El electorado debe castigar a aquellos políticos que no jueguen el juego de la unión: Ingrid Betancourt

REDES. Ingrid Betancourt asegura que Colombia vive un momento peligroso y cree que las redes sociales deben ser un espacio para el debate y la defensa de la democracia.
REDES. Ingrid Betancourt asegura que Colombia vive un momento peligroso y cree que las redes sociales deben ser un espacio para el debate y la defensa de la democracia.

La excandidata colombiana sostiene que la unidad es el camino para derrotar la estrategia del totalitarismo en América Latina.

Muchos autores de ciencias políticas sostienen que los procesos son cíclicos y que en muchos casos pueden repetirse o transitar por corrientes muy similares.

América Latina no es la excepción. Una espiral de violencia y desprestigio a las instituciones pone en jaque a la democracia, con las propias reglas de la democracia.

La política y excandidata presidencial colombiana, Ingrid Betancourt, conversó con LA HORA y en sus palabras queda en evidencia el peso de una sabiduría llena de experiencia, pero también de análisis.

Betancourt sostiene que la unidad es el camino para proteger a las instituciones democráticas y considera que es momento para que el electorado castigue a quienes no quieran transitar por ese camino para enfrentar al peligro del totalitarismo que se abalanza sobre Venezuela, Colombia y Ecuador.

Cree en la necesidad de que surjan nuevos liderazgos que rescaten la institucionalidad y le pide a los ciudadanos estar alertas y activos ante las máscaras del socialismo del siglo XXI.

P.- ¿Cuál era la situación política de Colombia en el pasado proceso electoral y que la motivó a retirar su candidatura a la Presidencia?

Estábamos en un proceso electoral normal; es decir, las elecciones estaban programadas para finalizar el período del presidente Iván Duque. Pero esas elecciones van tomando un rumbo cada vez más radicalizado, con una izquierda que recoge la confrontación que se había dado en las calles después de la pandemia y el descontento social generado; en particular por una reforma tributaria presentada en mal momento, que hizo que la población protestara y, en este ambiente, el reclamo popular fue desviado por grupos al margen de la ley. En Colombia tenemos un problema de muchos años que ha permitido el empoderamiento de las organizaciones delictivas y del narcotráfico. A través de estas organizaciones delictivas vimos el auge de lo que se llamó las primeras líneas, que eran un grupos de jóvenes combatientes que tornaron las protestas en hechos sangrientos, de mucha violencia, donde murieron jóvenes, murieron policías. Esto lo supo usar la izquierda para recuperar y llevarlo a la motivación electoral. A partir de este momento el país se enfrasca en una especie de esquizofrenia entre la extrema izquierda contra la extrema derecha. Y veíamos que el problema no era ideológico. El problema era de un ataque contra las instituciones, un debilitamiento de la democracia.

P.- ¿Cómo se desarrolla ese ataque a las instituciones democráticas?

Con unas alianzas espúreas; en particular, de esa izquierda que pretendía ser renovadora y de cambio con las fuerzas más corruptas del país, fuerzas políticas corruptas, fuerzas delincuenciales; es decir, se hacen pactos con las cárceles, que se hacen pactos con los grupos de narcotráfico, la guerrilla y frente a ese caos, decidimos nosotros buscar una unión del centro que se le pudiera presentar al país una opción que no estuviera dictada por los extremismos ideológicos que, al final de cuentas, eran una cortina de humo para llegar al poder.

P.- En Ecuador las instituciones están muy golpeadas y esto se repite en América Latina. ¿Estamos inmersos en un plan que va más allá?

En Colombia hemos visto una especie de planilla que se puede repetir y yo la puedo identificar en otros países de América Latina, obviamente en Venezuela, es una planilla muy cercana al estilo cubano en su forma de plantearse la utilización de la democracia para poder llegar y quedarse con el poder y esa es la gran preocupación. Nuestro juego democrático, que nos ha costado mucho trabajo organizarlo, promoverlo, consolidarlo, está siendo atacado con esa manera de ver comunista y es que nuestras democracias prestan su propia soga para ahorcarse, lo vimos en Nicaragua, en Bolivia. En Chile, es un poco diferente porque en el contexto chileno no da la impresión de tener esa plantilla. Allí hay respeto por las instituciones en el liderazgo de Boric, o por lo menos es lo que uno observa desde lejos. Pero en Colombia estamos viendo la puesta en marcha de ese plan, es un guión en el cual se utilizan las redes sociales, la desinformación, las ‘fake news’. Donde la mentira es el modus operandi de hacer política, la manipulación de la desesperanza social.

P.- ¿Cuál sería la causa de esto en Colombia?

En Colombia esto tiene un caldo de cultivo y es que la mitad de la población vive en una situación económica de mucha necesidad. Entonces, quien se presente como prioridad para dar la posibilidad de salir de la indigencia, de la miseria, de la pobreza tiene un voto cautivo. Pero desafortunadamente lo que hemos visto en estos primeros 10 meses del Gobierno de extrema izquierda, liderado por Gustavo Petro. Y digo de extrema izquierda, porque hemos llegado a esa conclusión, cuando él se presentaba, él no se presentaba como extrema izquierda, lo que pasa es que ya vemos sus alianzas, se está destapando. Pero a los colombianos nos ha costado trabajo decodificar las intenciones de Gustavo Petro, hasta hoy, donde ya todo queda muy claro y nos damos cuenta de que nos están aplicando un guion que viene de afuera.

P.- Al igual que en Venezuela, cuando Hugo Chávez llegó al poder no se presentó como socialista. Es el mismo guion. Trataron de lograr la unidad del centro pero no sé logró. ¿Qué lo impidió?

Tengo una lectura diferente, porque no es una lectura ideológica. Los colombianos estaban realmente cansados de las manipulaciones ideológicas, tanto de la extrema izquierda como de la extrema derecha. Acordémonos que en Colombia llevamos 70 años matándonos entre extrema izquierda y extrema derecha, es una guerra civil que lleva muchos años. Ha habido una maduración sociológica, una toma de conciencia y los colombianos querían un cambio. ¿Qué cambio querían? Primero, justicia social e inmediatamente el corolario era acabar con la corrupción. Esos eran los dos ejes centrales de esta campaña. Hubo un candidato que cautivó el corazón de los colombianos, aquellos que estaban en un centro que no quería ser de izquierda y que también se llevó a la derecha y a la extrema derecha, logró compactar un núcleo muy importante de ciudadanos para frenar el avance de Gustavo Petro. Ya se veía de su cercanía con el Gobierno de Nicolás Maduro, en Venezuela y Colombia sabe muy bien lo que ha pasado en Venezuela. Ese candidato, Rodolfo Hernández, nos sorprendió a todos, nos sorprendió antes de la primera vuelta porque hizo una campaña extraordinaria, de corazón, saliéndose completamente de los esquemas electorales. Hablándole a la gente, únicamente de la lucha contra la corrupción, su partido se llama Liga de Gobernantes contra la Corrupción, esto realmente sorprendió, era muy activo en las redes. Cuando pasa la primera vuelta, quedan dos candidatos, Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.

P.- ¿Qué pasó con Rodolfo Hernández?

Hernández pasa con el 58% del favoritismo en los colombianos y Gustavo Petro cae al 42%. Es decir, Petro que se veía favorito de la elección cae y sube Rodolfo Hernández. A quien muchos colombianos apoyamos, yo lo apoyé, porque precisamente era la opción de centro para poder contener el avance de este peligro que veíamos que era el de Gustavo Petro, pero curiosamente, entre la primera y la segunda vuelta, el candidato Rodolfo Hernández comienza a tener una campaña rodeada de disparates, con actuaciones contradictorias. Por ejemplo, salió del país en medio de esas dos vueltas. Había 15 días entre las elecciones y decide irse para Estados Unidos a dar una entrevista a Jaime Bailey, eso a Colombia lo tomó con desconcierto porque se esperaba que el candidato estuviera dando la pelea en el territorio nacional. Pero más aún, desde Estados Unidos denuncia que lo quieren matar y muestra un aspecto de su personalidad que no se conocía y era de miedo frente a la posibilidad de que se hiciera un atentado en su contra. En vez de regresar a Colombia rápidamente, decide posponer su vuelta al país y eso afecta toda la campaña. A todo esto, salen una serie de declaraciones que él dio en otros momentos, que la campaña de Petro utiliza de manera muy hábil para ponerlo contra la pared, y él no se defiende rápidamente, como que no le da importancia. Mientras tanto, veíamos una serie de noticias que estaban revelando toda la estrategia en grupo del Pacto Histórico, es decir, el grupo que apoyaba a Gustavo Petro y el horror de lo que era ese grupo en términos de decisiones contra la moral, contra la ética. Los llamados petrovideos donde los colombianos pudimos ver y presenciar, cómo estaba Petro sentado con sus aliados, urdiendo las estrategias más viles para acabar con la honra de los contrarios. Fueron dos semanas de confusión y si bien Rodolfo Hernández había perdido ese empuje, porque 58 a 42 es ganar con la mano en alto. Él fue perdiendo, pero todavía estaba alto en las encuestas.

P.- ¿Se confió el candidato Rodolfo Hernández?

No creo que se confió, se dio un espacio de confusión que se armó voluntariamente para crear dudas. Creo y esto es algo que se está investigando, porque muchos colombianos pensábamos, y yo entre ellos, que hubo fraude electoral. Y fue un fraude electoral que no se dio solamente en las mesas de votación, sino que se desarrolló en la manera como se computaban los resultados en los programas de ordenador. Y ahí, yo diría que se abrió una nueva página de la historia electoral colombiana porque se crean muchas dudas sobre la capacidad de un sistema electrónico para garantizar la preservación del sufragio.

P.- ¿La unidad de los factores democráticos es una necesidad en estos momentos?

Sí, se  necesita esa unión. Aquí hay varios factores y creo que espontáneamente se está dando una unión. Pero también es muy importante que salgan los líderes naturales de las diferentes vertientes políticas y que esa unión busque, realmente, preservar las instituciones y no simplemente ser oportunistas, para ver quién puede mejorar su posición en unas elecciones.

P.- Usted estaba en esa carrera electoral. ¿Qué le motivó a retirar su opción?

Decidimos retirarnos antes de la primera vuelta para lograr que las personas que nos iban a apoyar a nosotros apoyaran a un candidato innovador, porque el problema que veíamos era que en el centro estaban varios candidatos y no lo logramos, realmente se intentó pero no se logró una unión de todos.

P.- ¿Por qué no pudo avanzar el proceso de unidad en Colombia?

Era difícil, porque por un lado los factores que estaban en el centro no querían que se uniera la derecha o la extrema derecha, por el peso coyuntural, en ese momento, con una salida desprestigiada del Gobierno de Duque, unas indagaciones en la Justicia al presidente Álvaro Uribe, que era el jefe de esa extrema derecha. Todo eso hacía que las personas de centro no quisieran que se les viera con las de derecha. Pero al mismo tiempo, se hubiera podido hacer esa unión equilibrando, si los de centro izquierda hubieran aceptado hacer esa unión. Los de la centro izquierda, creo que, pecaron por sed de protagonismo, por falta de generosidad. No sé hasta qué punto pensaron que les iba mejor con Gustavo Petro. Eso también puede ser. Muchos expresidentes de Colombia se movieron para tratar de influenciar a estos grupos que quedaban sueltos, pero no se pronunciaron. Al final de cuentas, el único grupo que realmente apoyó a Rodolfo Hernández de frente fuimos nosotros y eso ayudó a tener esa posibilidad de sentir que tenía un respaldo político suficientemente fuerte para pasar a segunda vuelta.

P.- Entonces, considera que es necesaria la unión para proteger a la democracia.

En estos momentos para nuestros países, el tema de la unión se plantea en términos de liderazgo. Tiene que haber liderazgos que surjan por encima de otros, que se le imponen a otros o deposición de voluntades para lograr que realmente se trabaje en beneficio de las instituciones. Conociendo la clase política, el ego y las ambiciones personales, son realmente las talanqueras más fuertes para las uniones.

P.- ¿Cuál sería su recomendación para esos factores políticos que evaden la unidad?

La población de votantes que está activamente siguiendo el tema de la política, puede castigar a aquellos políticos que no jueguen el juego de la unión. Creo que hay que hacer toda una pedagogía en torno a la posibilidad de premiar y de castigar. Hoy en día, las redes sirven para eso. Y creo que es muy importante que haya esa línea clara de acción. Ahora, los medios de comunicación tienen un rol muy importante que jugar en estos momentos, porque tienen la posibilidad de repartir el juego, deben darle espacio y protagonismo a aquellos que privilegian la unión. Creo que eso es parte de la estrategia con la cual se puede ganar. No se puede tratar a todo el mundo de la misma manera, es decir, aquellos que no están dispuestos a unirse, que están jugando en caballero solitario, que quieren resguardarse a costa de la posibilidad de salvar las instituciones. Ellos tienen que ser denunciados, se les tiene que castigar, cerrándole los espacios de debate que se le abren a aquellos que si quieren la unión y tiene que haber muchos espacios de debate para que las personas que están haciendo el esfuerzo de unirse, tengan la posibilidad de ser vistos, para que sus nombres sean recordados y que haya un incentivo político para ser parte de este club de los que se unen.

P.- ¿Qué mensaje le envía Ingrid Betancourt al colombiano que está en Ecuador y observa el deterioro de la situación en su país?

Petro se quitó la máscara, se radicaliza, hace ya un Gobierno de personas que se definen no por su capacidad técnica, sino por su lealtad y su sumisión al Presidente. Vemos varios fenómenos, un desgobierno, ministros que no conocen la cartera, que no tienen la capacidad para gerenciar, un discurso que se torna cada vez más político para esconder esa ‘desadministración’. Se llama al gobierno popular, a que la gente salga a las calles a apoyar al Presidente y, obviamente, los que salen son los obligados, son los funcionarios públicos y los jóvenes en los colegios públicos, es una cosa que antes no se había visto. ¿Qué se le puede decir a nuestros compatriotas? Que estén muy activos por redes. En este momento las redes son una manera de contener las pretensiones dictatoriales que vemos en el Gobierno de Gustavo Petro. Lo digo porque una de las armas que ellos han tenido es la de constituir «bodegas», es decir, grupos de personas pagadas para difundir noticias falsas o calumnias contra las personas que los atacan. Estoy convencida de que se le toma el pulso a la población con aquellos que no son de esos grupos de fanáticos y en las redes estoy viendo un cambio de comportamiento muy fuerte. Estoy monitoreando muy de cerca lo que está sucediendo en Colombia y veo que aquellos que en algún momento realmente sentían una afinidad con la propuesta de Gustavo Petro, están reculando, están echándose para atrás, están sorprendidos y atónitos. Y hoy en día, las encuestas lo muestran, es un Presidente que llega después de su elección, porque Colombia es un país generoso y quiere creer en la paz, que las cosas van ir bien. Después de las elecciones, Petro alcanzó el 60% de aceptación. Los colombianos querían  darle un espacio. Petro comienza con un Gobierno de conciliación, comienza a hablar con los partidos tradicionales y se le ve un talante democrático. Y poco a poco eso se va deshaciendo y lo vemos cada día más radical.

P.- ¿Cómo evalúa la coyuntura actual del Gobierno de Gustavo Petro?

El tema hoy es muy complicado porque adicionalmente al desgobierno, están los problemas por los escándalos en la financiamiento de la campaña, los audios de Benedetti, el escándalo de la niñera, de Sarabia, que era la jefe de gabinete de Petro y el asesinato de su jefe de seguridad, que por todos los medios trataba de presentar como un suicidio, pero es que la información no concuerda. Por más de que quieran repetir y repetir que es un suicidio, pues resulta que no les da. Hay muchas versiones, el hecho se da en plena calle, nadie se suicida como al frente de la casa; el conductor da una información que no coincide; lo que dice no concuerda con el video. Sencillamente, no les cuadra y eso sí es preocupante porque ya pasamos a otra etapa de este proceso, que nosotros ya en Colombia habíamos conocido con el Proceso 8000, hace unos 30 años, cuando se trató de tapar la verdad, matando a testigos. Entonces, creo que es muy importante que los colombianos en Ecuador estén atentos, que sigan los cabildos virtuales, que se les vea hablando y opinando, es muy importante.

P.- Y para finalizar, ¿hacia dónde apunta el futuro de Ingrid Betancourt en este contexto de crisis?

A mí me ha sucedido una cosa muy curiosa, que me tiene pensando, cuando yo entro en la política me lanzó a la cámara totalmente apremiada, no tenía ni idea, nunca había hecho política y me estrello contra el Proceso 8000, eso me cambió la vida, obviamente, porque me toca sacar a mi familia del país, comienzo a estar con escoltas, amenazada. Después todo el drama del secuestro, que es parte de toda esta locura y violencia que queda en Colombia. Me retiro, me dedico a mi familia. Obviamente, me vuelvo a construir emocionalmente porque el paso por el secuestro fue muy traumático y muy difícil. Tomo fuerzas. Decido que voy a ayudar y vuelvo y otra vez este proceso, ahora con Gustavo Petro. Entonces, simplemente decir que para mí lo primero es mucha prudencia, con mucha lucidez. Creo que tenemos el deber de decir la verdad, como la sentimos, como la analizamos, de compartir nuestras reflexiones. Para mí, el objetivo principal es salvar las instituciones democráticas en Colombia, que tengamos elecciones en 2026, que sean elecciones limpias, que gane el mejor y que podamos garantizarle a Colombia que no nos vamos a meter en un espiral dictatorial como Venezuela. (ILS)