Alegría Crespo
Ph.D en Ciencias de la Educación
“Históricamente es un momento crítico. Ecuador vive un escenario pospandemia, donde los estragos psicoemocionales nos empujan a una transformación educativa.
Las condiciones para los docentes siguen siendo pobres. Se necesitan más vacaciones, mayores sueldos y mayor capacitación.
Por otro lado, no hay suficientes cupos para cubrir la demanda educativa rural y urbana. Tomando en cuenta que la pandemia afectó a más de 91 mil millones de estudiantes en todo el mundo, incluido Ecuador, se requiere que haya cupo para todos. Pero no cupo en aulas de 50 estudiantes, porque qué tipo de aprendizaje puedes dar en aulas tan grandes solo con un docente.
Se necesitan políticas públicas sostenibles desde los Gobiernos para propender a la accesibilidad de la educación. Se necesita buena conectividad, porque ahora el internet es un insumo importantísimo en la educación. Por supuesto, a posteriori, se requiere una educación creativa e innovadora, pero sin cupos para todos eso queda en segundo plano.
Ecuador requiere volver a la educación más sencilla en contenidos y enfocada más en competencias. Debemos formar ciudadanos que sepan hacer, que sepan crear. Y que tengan destrezas tecnológicas para acoplarse con asertividad a los requerimientos del Siglo XXI pospandemia.
Seguimos con un esquema escolástico. El país necesita formar pensadores más críticos, con aulas que sean una réplica de la sociedad y rincones de aprendizaje que contemplen inteligencias múltiples. Debemos lograr aprendices de por vida y lectores de por vida. Creo que tanta burocratización del sistema hace que la transformación sea muy lenta.
Creo que si creamos estándares de calidad para lograr destrezas como comprensión lectora, trabajo en equipo, bases de emprendimiento, podemos lograr llevar al cielo al Ecuador. Yo apuntaría a estándares de calidad sostenibles, a largo plazo. Finlandia demoró tres décadas en transformarse, nosotros también debemos saber que esto tomará un tiempo”.