El Distrito Metropolitano de Quito debe apuntar a la descentralización

LABOR. El Municipio de Quito crece y abre debate sobre la descentralización de la gestión. (Foto: Municipio de Quito)
LABOR. El Municipio de Quito crece y abre debate sobre la descentralización de la gestión. (Foto: Municipio de Quito)

En un intento por atender las necesidades locales, Quito establece una nueva administración zonal. Pero, ¿es este el camino hacia un Municipio más descentralizado? Exalcaldes y especialistas debaten sobre la implementación de un sistema descentralizado.

El Distrito Metropolitano de Quito sigue creciendo. Este 2024 se creó una nueva administración zonal para así resolver las necesidades de la población del noroccidente. Esto abre el debate de la necesidad de una nueva fórmula de gestión local totalmente descentralizada.

Quito urbano es parte del Distrito, que en otros países como en Caracas, Bogotá o en México, se manejan con un Alcalde Metropolitano y alcaldes en cabildos para estar más cerca de las necesidades de la población.

El exalcalde de Quito, Paco Moncayo;el exsecretario anticorrupción, Luis Verdesoto; y la excandidata a la Alcaldía, Jessica Jaramillo, coinciden en que el actual modelo, de un solo alcalde, está agotado.

 ¿Cómo funciona la descentralización?

El exalcalde Paco Moncayo explicó que Quito es un Distrito, una categoría que fue reconocida por el Congreso a finales del siglo pasado. En ese entonces, no existía una normativa constitucional que permitiera organizar un Distrito de esta naturaleza.

En 2008 se establecieron las regiones como una capa adicional al Gobierno central. En el caso del Distrito Metropolitano se le considera una región urbana y, por lo tanto, debería estar compuesta por múltiples alcaldías, pero esto no se llevó a cabo.

Para lograr esto, el Distrito necesita contar con un estatuto autonómico que defina su organización y distribuya las competencias entre el alcalde metropolitano y los alcaldes cantonales. Al distribuir las competencias, el alcalde metropolitano retendría las que son de interés común para todos, mientras que cada Alcaldía asumiría las competencias municipales, como el control del espacio público y el mantenimiento, entre otras responsabilidades.

Moncayo recordó que durante su mandato se avanzó con un proyecto de estatuto autonómico para Quito, que solo llegó a la primera fase de discusión. Este proyecto proponía contar con un alcalde metropolitano y uno en cada administración zonal, transformando estas en pequeñas alcaldías.

Además, los alcaldes zonales serían elegidos por la ciudadanía, junto con el alcalde metropolitano, durante las elecciones municipales. Cada una de estas pequeñas alcaldías tendría su propio presupuesto, lo que les permitiría gestionar sus recursos para llevar a cabo las obras necesarias en sus respectivas áreas.

Importancia de la descentralización

Jessica Jaramillo, excandidata a la Alcaldía, resalta la necesidad urgente de descentralizar Quito, una iniciativa que lleva más de 12 años pendiente sin lograr la construcción del Estatuto Autonómico de la ciudad.

Ella considera que la descentralización es una herramienta crucial, tanto administrativa como financiera. Quito es un distrito metropolitano que requiere una gestión mucho más eficiente y cercana a sus habitantes.

Jaramillo señala que, si bien las administraciones zonales fueron una buena idea en su momento, después de diez años, estas podrían beneficiarse enormemente de una mayor autonomía, especialmente en términos financieros, para generar y gestionar obras públicas de manera más efectiva.

El modelo propuesto se asemeja al de Bogotá, con una Alcaldía mayor y alcaldías menores encargadas de los servicios locales. Estos no se limita únicamente a obras como bordillos y aceras, sino que abarca un plan integral de uso y gestión del suelo, incluyendo zonas comerciales, de entretenimiento y culturales.

La descentralización permitiría una supervisión más efectiva de cada sector específico por parte de los alcaldes menores, brindando una mayor cercanía y atención a las necesidades locales. “Se busca construir una ciudad autónoma, descentralizada y diversificada, donde cada zona tenga su propia identidad, economía y características únicas”, dijo.

Jaramillo enfatiza que este enfoque potenciaría significativamente a Quito en términos financieros, de planificación urbana, reduciendo la burocracia y fomentando el desarrollo artístico y cultural de manera más inclusiva.

Claves del proceso

Luis Verdesoto, especialista en gestión pública, señala la excesiva centralización en Quito como motivo para considerar, no solo una administración desconcentrada, sino también más descentralizada.

Una de las principales propuestas de Verdesoto es la modificación de las competencias tanto de las alcaldías menores como de la Alcaldía Metropolitana, con el objetivo de alcanzar un equilibrio y una mayor eficiencia que se adapte a su propia dinámica.

Otro punto crucial para Verdesoto es la integración de las parroquias actuales de Quito en este diseño de alcaldías menores. Reconoce la importancia de las parroquias como identidades arraigadas para muchos ciudadanos, por lo que cualquier organización debe respetar esta realidad local.

Verdesoto enfatiza que la reorganización de Quito debe ser cuidadosamente planeada. No se trata simplemente de realizar cambios, sino de considerar las atribuciones, la gestión de recursos, la representatividad y el diseño territorial de manera integral. Se requiere un modelo de gestión municipal que abarque todos estos aspectos de forma global y estratégica. (EC)

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