Las oportunidades del nuevo boom cacaotero

La historia del Ecuador está entrelazada con la del cacao. Fue en estas tierras donde, hace milenios, se lo domesticó y desde donde partió su expansión. Hace más de un siglo, capitaneó la incorporación del Ecuador al mercado internacional y, durante décadas, fue el corazón de la economía. Asimismo, hace un siglo, su colapso —producto de las plagas y de la disrupción de las exportaciones mundiales—, hundió al país en una de las más prolongadas y profundas crisis de su historia. Sin embargo, hoy, esos mismos giros de la fortuna han suscitado el desplome de la producción africana y, con ello, un aumento nunca antes visto en el precio del cacao. Tras el resurgir del producto en las últimas décadas, con una producción en diferentes provincias, el país está en una situación privilegiada.

Precios tan elevados deberían ser excelentes noticias para la economía ecuatoriana. Sin embargo, la falta de visión y planificación ha terminado dibujando un extraño escenario en el que, tanto con precios altos como bajos, las dificultades prevalecen. Los exportadores enfrentan dificultades financieras por los volúmenes de inversión requeridos y el encarecimiento amenaza a la pequeña industria.

La gran calidad del producto local, así como la demanda mundial asegurada, deberían hacer del cacaotero un sector privilegiado. Establecer una industria sólida, como no se ha hecho hasta ahora, debería ser una inversión segura, y la integración vertical una estrategia lógica. Un mercado tan rentable y diversificado debería incentivar cooperativas y facilidades financieras acordes.

En materia de cacao, por motivos climáticos y geográficos, Ecuador será el gran ganador del futuro. Se requiere liderazgo y estrategia a la altura.