¿Qué pasó con el Bicentenario?

Carlos Arellano

Hace poco más de tres años, una de las más grandes promesas de campaña del exalcalde Javier Altamirano se materializó en el corazón de Ambato: una millonaria obra destinada a reconfigurar el parque 12 de Noviembre y sus alrededores, proyecto que adoptó el pomposo nombre de ‘Proyecto Bicentenario’. En aquel entonces, las virtudes de esta obra fueron difundidas con entusiasmo entre la ciudadanía, ofreciendo, como en anteriores remodelaciones, la restauración de un espacio histórico para devolverlo a la comunidad, liberándolo del flagelo de la inseguridad.

Sin embargo, transcurridos varios años desde su reinauguración, el proyecto nunca cumplió su cometido. La zona continúa siendo un bastión de la delincuencia, con la prostitución afianzada en la calle Mera entre la avenida 12 de Noviembre y la calle Juan Benigno Vela. La iluminación del parque apenas ha mejorado y a cualquier hora del día aún se pueden avistar micro comerciantes de droga que merodean la zona.

El año anterior la Policía Nacional estableció un modesto puesto de auxilio en una de las esquinas del parque para garantizar la seguridad ciudadana; no obstante, desde la declaración del estado de excepción en enero pasado, los pocos agentes que prestaban su servicio desaparecieron. Hoy en día, lo que queda es un sector congestionado por el exceso de vehículos, con agentes de tránsito más pendientes de sus teléfonos celulares que de ordenar el tráfico, o, en el caso de intentar imponer orden, terminan complicando aún más el caos vehicular.

Ni Fernando Callejas, ni Luis Amoroso, ni Javier Altamirano lograron revitalizar este espacio ciudadano, y mucho menos lo hará la actual alcaldesa Diana Caiza. A estos interminables problemas que envuelven al parque y sus alrededores, se suman otras aflicciones como el comercio informal que ha invadido las aceras, la flagrante falta de respeto de los conductores hacia las normas de tránsito, la insalubridad, la tardía recolección de desechos sólidos, y más.

El ‘Proyecto Bicentenario’, así como otros proyectos emprendidos por diversas administraciones municipales, no solo han fracasado en su propósito, sino que hoy en día se erigen como monumentos al oportunismo político y evidencian la negligencia de la administración municipal de turno.