El alejamiento dentro del binomio fue confirmado. Distintos analistas advierten que aunque existe incertidumbre, el presidente tiene la prerrogativa de establecer las funciones específicas de su segunda mandataria.
Dos hechos han puesto en la mira de los ecuatorianos la unidad del Binomio Presidencial conformado por Daniel Noboa y Verónica Abad, quienes todavía no asumen el poder.
El primero tiene que ver con la reunión el 13 de noviembre de 2023, en la que se observa a la vicepresidenta Verónica Abad junto al líder del partido español de derecha VOX, Santiago Abascal.
A esto se suma la referencia del presidente Noboa a una traición en el seno de su equipo durante la ceremonia de entrega de credenciales realizada el 15 de noviembre en el Teatro Nacional Sucre.
Ambas escenas sirvieron para una nueva trama dramática en la política ecuatoriana.
Aunque Noboa ya asignó las funciones que cumplirá la vicepresidenta Abad, la separación en el binomio presidencial se volvió inocultable y fue confirmada ayer por su entorno a este Diario.
Esta no será la primera ocasión en que la figura vicepresidencial genere controversias y rumores de supuestas conspiraciones. Dentro de las recordadas en los últimos años, se puede citar la relación del expresidente de la República, León Febres Cordero; y su vicepresidente, Blasco Peñaherrera (1984-1988), quien tras el secuestro de Febres Cordero en la Base Aérea de Taura, fue alejado de la administración, aunque culminó su período.
Otro momento traumático tuvo que ver con la relación entre el expresidente, Lenín Moreno; y su segundo, Jorge Glas (2017-2021), quien fue entregado a la Justicia para ser juzgado por las distintas causas que lo llevaron a prisión.
Más atrás en el tiempo, el presidente José María Velasco Ibarra (1968-1972), calificó al vicepresidente Jorge Zavala Baquerizo, como un “conspirador a sueldo”.
Los momentos políticos son distintos, Daniel Noboa ya informó, en dos ocasiones, las funciones que cumplirá la vicepresidenta.
LA HORA buscó la posición del equipo de la vicepresidenta, pero hasta el cierre de esta nota, no hubo respuesta a las interrogantes planteadas.
Piedra en el zapato
El analista y académico, Simón Pachano, consideró que la figura de la vicepresidenta Verónica Abad podría convertirse en un factor de ruido dentro de la gestión del presidente Daniel Noboa, pues ella no ha entendido que sus acciones han generado rechazo dentro de un sector de la política ecuatoriana.
“La vicepresidenta puede convertirse en una piedra en el zapato para el presidente electo, es una persona que no pone atención a la situación, al rechazo que ha generado con sus declaraciones anteriores y con la visita a Abascal, que es el líder del partido VOX”, advirtió Pachano.
El analista considera qué ante las diferencias de pensamientos dentro del binomio electoral, habría sido un error de Noboa la elección de Verónica Abad como su compañera de fórmula y consideró que deberá tener cuidado en las funciones que le asigne.
Para Pachano el país se encuentra “en una situación muy fea, muy mala y potencialmente muy peligrosa para el país”.
Acotó que dentro de la relación de Febres Cordero con su vicepresidente se registró mucha “especulación”. Reconoció que “más problemas hubo en el Gobierno de Moreno, con varios de sus cuatro vicepresidentes, el primero, Jorge Glas, que claramente tuvieron una distancia desde el primer momento”.
El analista recomendó al presidente Noboa, no dar funciones, “por ejemplo, está que le ha dado de los migrantes”.
Distanciamientos ideológicos
El analista y articulista Wellington Toapanta consideró que en la actualidad la figura vicepresidencial, por los cambios que se han realizado en la Constitución, no tiene implicaciones en la Función Ejecutiva, más allá de las que le otorgue por decreto el presidente de la República.
Destacó que la perspectiva de un “vicepresidente conspirador” no se encuentra dentro de la realidad política de Ecuador. “La perspectiva que señaló en su momento el presidente Velasco Ibarra de que el vicepresidente es un conspirador a sueldo, responde a un momento histórico específico, cuando el vicepresidente no tenía funciones”.
Toapanta sostiene que los cambios en la Constitución que le permiten al presidente designar por decreto las funciones de la Vicepresidencia, no darán oportunidad a que se generen inconvenientes más allá de las diferencias ideológicas entre ambos.
“La segunda mandataria tendrá las funciones que sean especificadas por el mandatario, el mismo Noboa ha señalado que la señora vicepresidenta se dedicará a tareas o actividades específicas relacionadas con migración. Desde ese punto de vista, la famosa frase de que el vicepresidente es un conspirador a sueldo, pierde piso”, sentenció.
Advirtió el articulista y analista que “es posible que se manejen distanciamientos por eventualmente situaciones ideológicas”.
Toapanta acotó que las diferencias entre la vicepresidenta Abad y el presidente Noboa “no tendrán mayor incidencia”, aunque indicó que se verán reflejadas porque “un equipo de Gobierno busca trabajar unívocamente y en este momento se estaría registrando un distanciamiento”.
Detalló que, en el tema migratorio, la vicepresidenta Abad podrá realizar acciones de apoyo y de carácter administrativo, pero las acciones de ejecutivas obedecerán a los lineamientos que determine el presidente Noboa y la canciller Gabriela Sommerfeld.
“No olvidemos un detalle: que quién maneja la conducción del Estado es el presidente de la República y sus relaciones exteriores las maneja la Cancillería o el Ministerio de Relaciones Exteriores. La vicepresidencia no tiene ámbito ejecutivo”, remarcó. (ILS)