Vandalismo

Franklin Barriga López

En el paro de transportistas no faltaron el palo y la piedra, la agresión física y destrucción de bienes públicos y privados. Se puntualizó que opulentos directivos de este ramo trabajan en contubernio con políticos redomados, para sacar beneficios personales.

Esas actuaciones, que se agudizaron con las movilizaciones indígenas, generaron hechos repudiables: hubo ambulancias a las que atacaron, lo que no sucede en guerras internacionales. Se invadió, con fines delictivos, a empresas, como aquella de lácteos, y a decenas de florícolas que proporcionan miles de plazas de trabajo. Brotes de anarquía y hasta saqueos llegaron al vandalismo. Los indígenas hablaron de infiltrados.

Por las medidas económicas del Gobierno, producto de la situación en que dejaron a Ecuador los seguidores del totalitarismo y la rapiña, se pretendió desestabilizar al régimen. Politiqueros de la peor especie quieren pescar a río revuelto, traer a dirigentes prófugos, burlar a la justicia y volver a gobernar, porque añoran las mieles de la dominación afianzada en la mentira, el robo, el absolutismo que mantiene a países latinoamericanos en la opresión y la miseria.

Tales sujetos, a los que no les interesa la suerte del país, cumpliendo consignas perversas creyeron que llegó la hora de apropiarse del poder: se atrevieron a pedir la destitución del Presidente de la República que denunció intento de golpe orquestado por Rafael Correa y sus ovejunos: quedó al descubierto la naturaleza de la tramoya que planificaron desde el exterior.

Se entiende la protesta dentro de los márgenes constitucionales, no aquella del atropello, delincuencia y barbarie. Entre los grandes patrimonios ecuatorianos sobresalen los de la paz y la libertad.
[email protected]

Franklin Barriga López

En el paro de transportistas no faltaron el palo y la piedra, la agresión física y destrucción de bienes públicos y privados. Se puntualizó que opulentos directivos de este ramo trabajan en contubernio con políticos redomados, para sacar beneficios personales.

Esas actuaciones, que se agudizaron con las movilizaciones indígenas, generaron hechos repudiables: hubo ambulancias a las que atacaron, lo que no sucede en guerras internacionales. Se invadió, con fines delictivos, a empresas, como aquella de lácteos, y a decenas de florícolas que proporcionan miles de plazas de trabajo. Brotes de anarquía y hasta saqueos llegaron al vandalismo. Los indígenas hablaron de infiltrados.

Por las medidas económicas del Gobierno, producto de la situación en que dejaron a Ecuador los seguidores del totalitarismo y la rapiña, se pretendió desestabilizar al régimen. Politiqueros de la peor especie quieren pescar a río revuelto, traer a dirigentes prófugos, burlar a la justicia y volver a gobernar, porque añoran las mieles de la dominación afianzada en la mentira, el robo, el absolutismo que mantiene a países latinoamericanos en la opresión y la miseria.

Tales sujetos, a los que no les interesa la suerte del país, cumpliendo consignas perversas creyeron que llegó la hora de apropiarse del poder: se atrevieron a pedir la destitución del Presidente de la República que denunció intento de golpe orquestado por Rafael Correa y sus ovejunos: quedó al descubierto la naturaleza de la tramoya que planificaron desde el exterior.

Se entiende la protesta dentro de los márgenes constitucionales, no aquella del atropello, delincuencia y barbarie. Entre los grandes patrimonios ecuatorianos sobresalen los de la paz y la libertad.
[email protected]

Franklin Barriga López

En el paro de transportistas no faltaron el palo y la piedra, la agresión física y destrucción de bienes públicos y privados. Se puntualizó que opulentos directivos de este ramo trabajan en contubernio con políticos redomados, para sacar beneficios personales.

Esas actuaciones, que se agudizaron con las movilizaciones indígenas, generaron hechos repudiables: hubo ambulancias a las que atacaron, lo que no sucede en guerras internacionales. Se invadió, con fines delictivos, a empresas, como aquella de lácteos, y a decenas de florícolas que proporcionan miles de plazas de trabajo. Brotes de anarquía y hasta saqueos llegaron al vandalismo. Los indígenas hablaron de infiltrados.

Por las medidas económicas del Gobierno, producto de la situación en que dejaron a Ecuador los seguidores del totalitarismo y la rapiña, se pretendió desestabilizar al régimen. Politiqueros de la peor especie quieren pescar a río revuelto, traer a dirigentes prófugos, burlar a la justicia y volver a gobernar, porque añoran las mieles de la dominación afianzada en la mentira, el robo, el absolutismo que mantiene a países latinoamericanos en la opresión y la miseria.

Tales sujetos, a los que no les interesa la suerte del país, cumpliendo consignas perversas creyeron que llegó la hora de apropiarse del poder: se atrevieron a pedir la destitución del Presidente de la República que denunció intento de golpe orquestado por Rafael Correa y sus ovejunos: quedó al descubierto la naturaleza de la tramoya que planificaron desde el exterior.

Se entiende la protesta dentro de los márgenes constitucionales, no aquella del atropello, delincuencia y barbarie. Entre los grandes patrimonios ecuatorianos sobresalen los de la paz y la libertad.
[email protected]

Franklin Barriga López

En el paro de transportistas no faltaron el palo y la piedra, la agresión física y destrucción de bienes públicos y privados. Se puntualizó que opulentos directivos de este ramo trabajan en contubernio con políticos redomados, para sacar beneficios personales.

Esas actuaciones, que se agudizaron con las movilizaciones indígenas, generaron hechos repudiables: hubo ambulancias a las que atacaron, lo que no sucede en guerras internacionales. Se invadió, con fines delictivos, a empresas, como aquella de lácteos, y a decenas de florícolas que proporcionan miles de plazas de trabajo. Brotes de anarquía y hasta saqueos llegaron al vandalismo. Los indígenas hablaron de infiltrados.

Por las medidas económicas del Gobierno, producto de la situación en que dejaron a Ecuador los seguidores del totalitarismo y la rapiña, se pretendió desestabilizar al régimen. Politiqueros de la peor especie quieren pescar a río revuelto, traer a dirigentes prófugos, burlar a la justicia y volver a gobernar, porque añoran las mieles de la dominación afianzada en la mentira, el robo, el absolutismo que mantiene a países latinoamericanos en la opresión y la miseria.

Tales sujetos, a los que no les interesa la suerte del país, cumpliendo consignas perversas creyeron que llegó la hora de apropiarse del poder: se atrevieron a pedir la destitución del Presidente de la República que denunció intento de golpe orquestado por Rafael Correa y sus ovejunos: quedó al descubierto la naturaleza de la tramoya que planificaron desde el exterior.

Se entiende la protesta dentro de los márgenes constitucionales, no aquella del atropello, delincuencia y barbarie. Entre los grandes patrimonios ecuatorianos sobresalen los de la paz y la libertad.
[email protected]