Alfonso Espín Mosquera
Las viejas costumbres siguen vigentes, pues si en el pasado era común mirar que los oponentes ideológicos, los archienemigos políticos (llámense los liberales y conservadores) que se juntaron para elegir a Febres Cordero en un bloque denominado tradicionalista o, de pronto los que se decían de derecha aparecían en el mismo saco con los de izquierda, ahora después de tanta crítica vuelven a unirse.
Después de que se han rasgado las vestiduras hablando de honor y de ética ideológica, se juntan los socialcristianos con los oficialistas, marrados en una votación vergonzosa. Creíamos que sus acuerdos, por cuestiones ideológicas, serían con Creo. Siguen siendo los intereses personales, las disputas o riñas personales, el parecer de Nebot y su posible animadversión hacia Lasso, las que condicionan y superan la moral política de una Asamblea que nos frustra más y nos desorienta.
Tiempo atrás teníamos a Galo Chiriboga como Fiscal General y nunca pasó nada. Varios de los actores políticos que hoy ostentan cargos públicos se valieron del hecho para construir discursos en bien de la moral. Ofrecieron denunciar, perseguir la corrupción y hoy, después de los audios del ‘compadrito lindo’ y del ‘chiquito’, el expresidente Serrano se ha ido a vacacionar, dejando a su alterna para, con seguridad, regresar cuando los ánimos bajen.
El descaro no tiene límite y al fiscal Baca Mancheno, cuya vida pasada junto a Correa ciertamente no tiene perdón, le harán juicio político y las únicas investigaciones que aparecieron después de diez años de corrupción se empolvarán y volveremos al tiempo de Chiriboga; esto es: a que no pase nada. Mañana Glas, Capaya y los otros detenidos y sentenciados se acogerán al dos por uno, menos un año por buena conducta y más el tiempo que ya han pasado, les harán aparecer otra vez como actores de la vida pública.
En este país no ha pasado nada después de la consulta. Los mismos funcionarios del gobierno de Correa siguen junto a Moreno; ahí están Rosana Alvarado, María Fernanda Espinosa y muchos más. Perecería que nos están tomando el pelo y protegiéndose en una falsa riña de compadres.