La prudencia es una virtud

Cientos de miles de venezolanos cruzan las fronteras terrestres de su país en lo que constituye una verdadera tragedia humanitaria que no parece tener fin. Colombia, Ecuador, Perú, Chile o Brasil ven llegar a familias enteras bajo el signo de la desesperación, pues en su patria el régimen de Nicolás Maduro las ha empujado a la más profunda crisis económica y sanitaria de su historia.

En la frontera norte las autoridades migratorias se ven colapsadas y en casi todas las ciudades cientos de venezolanos claman por ayuda, bien para continuar su ruta o rehacer su existencia en nuestra tierra. Las soluciones al drama, como la consulta popular propuesta por el presidente Moreno y otras más radicales, no son olímpicamente ignoradas por el régimen chavista.

Muchas organizaciones sociales e innumerables ciudadanos, con sus propios recursos, tratan de ayudar con albergues y comida a los emigrados venezolanos, dando un extraordinario ejemplo de solidaridad y humanismo. Por esto resultan discordantes las recientes y poco atinadas declaraciones del Ministro del Interior ecuatoriano de que “felizmente se quedan en el país alrededor de un 15% de los que entran”.

¿Nos habríamos sentido conformes con palabras semejantes cuando nuestra gran migración de finales del siglo pasado? Algo más añadió el funcionario: “Ha habido problemas epidemiológicos, enfermedades que no las teníamos hace 40-50 años”. Se podría pensar que se están dando argumentos a la xenofobia que también asoma, aunque minoritariamente, en nuestra sociedad. La prudencia es una virtud, en especial cuando se es ministro.


Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa”. Gilbert Keith Chesterton. Escritor británico (1874-1936)

No hagas hoy lo que puedas dejar de hacer también mañana”. Fernando Pessoa. Poeta portugués (1888-1935)