Franklin Barriga López
Hace aproximadamente dos años, se detuvo a un exfuncionario gubernamental en el momento que arrojaba, en bolsas, ocho millones de dólares al terreno de un monasterio localizado en las afueras de la capital bonaerense.
Un nuevo escándalo sacude Argentina, dentro de los numerosos que han acontecido en la era protagonizada por Néstor Kirchner y su esposa, la actual senadora Cristina Fernández.
El chofer de un alto cargo, que en esa nefasta época llevaba maletas repletas de dinero que empresarios entregaban a cambio de contratos de obras públicas, al sentirse arrepentido por estas acciones ha decidido no guardar silencio, a cambio de beneficios que le brinde la justicia por su colaboración.
Lo particular de este caso es que dicho ciudadano ha escrito, con sumo detalle, en ocho cuadernos, direcciones, fechas, cantidades y otras informaciones de quienes recibieron dichos dineros que ascenderían a 200 millones de dólares, aproximadamente, en especial la pareja Kirchner, en varias de sus propiedades, inclusive en la Casa Rosada, sede del gobierno argentino.
A consecuencia de estas revelaciones, producto de un inicial trabajo investigativo de la prensa, se hallan tras las rejas colaboradores cercanos de los tres gobiernos kirchneristas, además de empresarios que participaron en estos hechos que ya no llaman la atención en el mencionado país donde la corrupción, al igual que en otras naciones que tuvieron o siguen teniendo regímenes de esa misma índole, presenta niveles de crecimiento increíble, singularmente por el generalizado método de los sobornos.
En Ecuador se sigue muy de cerca estos sucesos por cuanto una estatua de Néstor Kirchner, en la época del correato, fue colocada en el controvertido edificio de Unasur, nada menos que en la Mitad del Mundo.