Caravanas de tristeza

Manuel Castro M.

“En todas partes he visto caravanas de tristeza…Mala gente que camina y va apestando la tierra”, escribe entre sus recuerdos Antonio Machado. Latinoamérica o una parte de ella, Venezuela por ejemplo, nos permite ver esas “caravanas de tristeza”, éxodo, pobreza, desarraigo, por culpa de sus malos y totalitarios gobernantes, sobre eso presumen que aman al pueblo. Nicaragua es otro ejemplo de “mala gente” que la gobierna aferrada al poder y que no trepida en utilizar la mentira, la propaganda, para ocultar sus crímenes. La realidad no les importa.

La fascinación por la denominada “revolución” es la que ha demolido la democracias liberales en esos países y aún tiene aspiraciones de atrapar a otros países con un discurso populista, de ofertas, y con una propaganda encargada de desinformar y lavar el cerebro, incluso de intelectuales, de académicos, de notables artistas que presumen de progresistas de izquierda. Su silencio es una postura nada más, basada en cualquier teoría. Ocurrió en el pasado: URSS, Hitler, China, Mussolini, Franco. Para la “mala gente” da igual cualquier ideología.

Hoy con cinismo se habla de una “verdadera teoría revolucionaria”. En el Ecuador lo que fue el nefasto correísmo se quiere fortalecer en tres movimientos: Alianza PAIS, de los que afirman que han recobrado la cordura y tal vez la honestidad; ‘Revolución Ciudadana’, un club de aferrados a un líder que incluso a ellos les ha defraudado y que ha dejado al país en soletas; y ‘Vamos’, una creación que causa irrisión pues son los mismos causantes del desastre nacional con nuevo título.

Es ingenuo creer en ellos, la experiencia nos lo demuestra. Pero como “el número de necios es infinito” a lo mejor nos toca freírnos en nuestro propio aceite, explicable tal vez porque “La experiencia es un billete de lotería comprado después del sorteo”, como dice Gabriela Mistral.

Para no perder la esperanza hay que volver a Machado: “Todo pasa y todo queda;/ pero lo nuestro es pasar,/ pasar haciendo caminos,/ caminos sobre la mar.” Por supuesto no hay caminos en la mar, pero el hombre siempre está disponible a no negarse a nada.

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