La corrupción y la pobreza

La idea de futuro, cercano o lejano, pasa por el logro de una economía sólida, en primer término, e inclusiva, en segundo. Una aspiración difícil de concretar, dada la situación delicada que vive el país. En no pocas zonas, al margen de los grandes centros urbanos, la pobreza no está en retirada, sino todo lo contrario. La corrupción se denuncia y, en algunos casos, sus actores realmente protagónicos permanecen intocables.

El resto de la América Latina, cuando estuvo gobernada por regímenes afines al correísmo, se registraron verdaderos y muy graves terremotos políticos e inocultables escándalos judiciales. Los cabecillas Lula da Silva en Brasil y Cristina Fernández en Argentina, y ahora Rafael Correa en nuestro país, desempeñaron en cada caso develado el papel de encubridores, beneficiarios y hasta protagonistas de la corrupción.

Se reúne en la corrupción a gente aparentemente educada, otrora noble y ahora canalla, supuestamente honrada y francamente deshonesta. Aparecen “testamentos” que develan los rostros de cada uno, el dinero oculto, las trampas bien construidas, los padrinazgos y los compadrazgos. El fantasma de la corrupción y su compañero la pobreza asoma parte de su cuerpo, pero oculta con astucia su cabeza.

La pobreza, lejos de disminuir creció, pues la corrupción se convirtió en elemento integral de la vida política y económica. La corrupción ha infectado rápidamente el sistema democrático y republicano, alentando o forzando el mal comportamiento en funcionarios. Pese a notorios procesos judiciales los percibimos la corrupción en el sector público y también en el privado, pero no la relacionamos con la pobreza.


La vida es el espíritu encarnado en el tiempo”. Richard Buckminster Fuller Arquitecto y filósofo estadounidense (1895-1983)

La inteligencia se caracteriza por una incomprensión natural de la vida”. Henri Bergson Filósofo y sociólogo francés (1859-1941)