La Corrupción

Franklin Barriga López

Canchas de tenis y de golf, piscinas, zoológico, atracadero de yates, gigantesco garaje para albergar decenas de automóviles clásicos, edificaciones de asombro con muebles y objetos de oro y cristal, salones de lujo versallesco, jardines y bosques igualmente impresionantes, abarca esta propiedad de ciento cuarenta hectáreas, valorada en mil millones de dólares y ubicada en sitio privilegiado de la ciudad de Kiev.

Fue la residencia privada de Víktor Yanukovich, mandatario de Ucrania, que tuvo que fugar de su país y refugiarse en Rusia, luego de producidas las revueltas en su contra, dentro de la denominada Revolución de la Dignidad. Actualmente, se exhiben esas muestras de lujo desbordado con el expresivo nombre de Museo de la Corrupción que es visitado por miles de personas que observan, analizan y se indignan al ver, en el terreno, una muestra de lo que hacen los políticos indecentes y más embaucadores, en desmedro de los pueblos que son engañados por la demagogia que manejan con experticia colosal.

La corrupción es uno de los peores males que agobian a las naciones; por su enorme acción contaminante invade todos los estamentos sociales, de manera preferente los públicos, aquellos donde se hallan los gobiernos y, consiguientemente, el manejo y utilización de los recursos públicos. Ecuador está estremecido por los casos que, al respecto, se investigan y por otros que, seguramente, serán descubiertos si prosigue indeclinable la lucha contra la corrupción: se ha llegado a niveles increíbles por la presencia de los delincuentes de cuello blanco que proliferaron en la década popularmente calificada de robada.

No existe país que se halle libre de esta plaga, de allí lo indispensable que se elija a gente de bien para guiar los destinos colectivos.

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