Exacerbada discriminación

Sin duda el momento que estamos atravesando en tema de salud ha sido para ver y escuchar un sinnúmero de barbaridades que rasgan lo absurdo, pero, que se afecte derechos humanos garantizados en la Constitución, por más que se busque una justificación, es motivo para encolerizar y sacar de sus casillas al más sereno y calmoso ciudadano. Una propuesta para iniciar con las actividades laborales en la ciudad de Quito, es que, lo hagan las personas comprendidas entre la edad de 18 a 40 años y, las personas de 40 a 65 años nos mantengamos en el confinamiento domiciliario, argumentando que, también, estamos proclives a adquirir el virus igual de aquellas personas de 65 años en adelante.

Es por demás irresponsable dicha propuesta, al saber que un gran número de habitantes está dentro de la edad discriminada, más cuando es una fuerza muy importante y necesaria para el retorno de la economía; pero, lo trascendental es entender que la sociedad está compuesta por todos sus ciudadanos y nada ni nadie debe discriminar a ningún grupo por más contagio o virus que exista, tal cual lo indica el Artículo 11 de la Constitución del Ecuador, es decir, no se puede discriminar a una persona por su edad, color, sexo, filiación, religión, etc., y todos tenemos derecho al trabajo sin discriminación alguna, esto no se ha tomado en cuenta creyendo que la mejor y más eficiente fuerza laboral son las personas de 18 a 40 años, sin siquiera considerar que apenas el 0,15% puede ser infectada una persona comprendida en dicho margen, más aún, esta absurda y ligera percepción no tomó en consideración estudios psicológicos que señalan los hábitos de una persona como el ejercicio, la alimentación, un estado físico y mental le convierten joven o sedentaria a una persona, quedando en segundo plano la edad cronológica.